Yamiri Rodríguez Madrid
Durante décadas se han registrado conductas
al interior de las procuradurías, hoy Fiscalías, que terminaron por cumplir el dicho
de que las costumbres se hacen leyes: retrasos y ausencias del personal, malos
tratos, entre otros. Erradicarlas no se puede hacer de la noche a la mañana,
pero han existido procuradores-fiscales que se han hecho de la vista gordo y,
otros, como la actual fiscal veracruzana, Verónica Hernández Giadans, que son
intolerables ante este tipo de “atención”.
Son recurrentes las quejas de personas que
acuden a las fiscalías y tienen que dar tres, cuatro o cinco vueltas, porque el
o la fiscal ahí adscritos se enfermó, anda en curso o simplemente no ha llegado,
como es el caso de la fiscal de Coatepec a quien primero le dio dengue, luego
se fue a curso y ahí tiene muchas carpetas detenidas, con la preocupación de la
gente de que ya viene el cierre de año. Pero desafortunadamente, no es la
única.
Hay fiscales regionales por encima de
ellos en la estructura, pero por la complejidad geográfica y poblacional de
Veracruz, vigilar a qué hora llega cada uno de ellos a diario, y cómo funcionan
las áreas, es por demás complejo.
Por eso Hernández Giadans les hace visita
sorpresa cada que tiene la oportunidad y se sienta con el personal a revisar minuciosamente,
conforme al tiempo se lo permite. Por ejemplo, cuando las mesas de seguridad
operan fuera de Xalapa, toma un municipio y les cae, pero cuando encuentra
vicios de conducta graves, sanciona y llega a abrir carpetas de investigación.
Lo anterior ha ayudado a mejorar un poco la
atención, aunque insisto, dado el tamaño que tiene la Fiscalía, es complejo
traer a todo el personal como reloj suizo, pero por algo se empieza. Importante
también que usuarios y ciudadanos retroalimenten sobre la atención que reciben,
pues solo así se puede ir corrigiendo la plana.
@YamiriRodriguez
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