Por Yamiri
Rodríguez Madrid
Conforme al
calendario electoral, el pasado viernes 9 de noviembre, dio inicio el proceso
electoral en el Estado de Veracruz, mediante el cual se habrán de renovar las
212 presidencias municipales y las 50 diputaciones locales. Empero, iniciamos con el pie izquierdo.
Durante el
protocolo de instalación del Consejo General del Instituto Electoral
Veracruzano (IEV), las tribus perredistas protagonizaron un zafarrancho que
dejó como saldo, muchos pies aplastados, reporteros empujados y tirados, pero
sobre todo, el descrédito en la imagen de la autoridad electoral y del propio
Sol Azteca. Aún con todo, vendrán esos días en que todos, t-o-d-o-s, hablen de
civilidad, respeto y confianza, condicionantes que en muchos partidos políticos
ni siquiera conocen: si eso se hacen entre ellos, ¿qué no podrán hacerle a los
oponentes?
Pero además
está la polémica cuestión de los dineros.
El organizador de los comicios tiene meses peleando un mayor
presupuesto, el cual a los ojos de muchos ciudadanos y uno que otro legislador,
es una cantidad desmedida. Y aunque le pasaran
la rasuradora en el Congreso Local, nos saldrá en muchos millones de pesos a
todos los veracruzanos, como para que a muchos les sea indiferente lo que
llegue a pasar en las urnas.
A eso, súmele
la presencia de dos nuevos partidos políticos de presencia estatal: el Partido
Cardenista y AVE, los cuales difícilmente podrán disputarse en las casillas los
triunfos: tal vez una curul en la Legislatura si bien les va, y dos o tres de
las 212 alcaldías, eso claro, sino se van en alianza o coalición con una fuerza
política de verdadera envergadura. Eso si, las prerrogativas les llegarán muy
puntuales, como a los consolidados.
No dejemos de
lado a los adelantados, esos que desde hace ya un par de meses atrás han
saturado las calles de diversas ciudades del estado con espectaculares, con
mensajes cifrados levantando la mano de manera muy anticipada, creando en el
imaginario colectivo–según ellos-, expectativa; por cierto que en la próxima
entrega hablaremos precisamente de los panistas, sus aspiraciones y limitaciones.
Por parte de
la izquierda ya hemos escuchado autodestapes y lanzamientos sentimentales de
los supuestos candidatos y candidatas que vendrán con todo en el 2013…nada
serio en realidad. Y de la mano las
primeras denuncias, eso si, todas mediáticas de actos anticipados de campaña y
supuestas irregularidades.
Vendrá también
para enero la cascada de solicitudes de licencias y renuncias para buscar ser
abanderados en la contienda, ya sea en el ámbito municipal o estatal.
Pero en un
esbozo de todos estos hechos, sería bueno preguntarse en dónde queda la
ciudadanía, el electorado: no terminamos aún el pasado proceso electoral, pues
apenas rendirá protesta el Presidente Electo,
y ya algunos han comenzado a bombardear con mensajes políticos demasiado
madrugadoras y otros, con sus acciones, a diario los convencen que perro viejo
no aprende truco nuevo, por más que el PRD se reestructure.
Resulta
lamentable que apenas en el banderazo del proceso, al cual le faltan tantos
meses, ya se haga gala de lo que podría pasar en las urnas el día de la
elección, que cada proceso electoral para la ciudadanía se vuelva un rosario de
descalificaciones y no una marejada de propuestas.
¡Señores, que
no coman ansias, que esto apenas empieza!
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