Por Yamiri
Rodríguez Madrid
Después de la
polémica suscitada, porque pasando por encima de la ley, de nueva cuenta se
venderían refrescos en las cooperativas escolares veracruzanas, el secretario
de Educación en la entidad, Zenyazen Escobar García dio marcha atrás a la
decisión.
Por un lado
están los altos índices de sobre peso y obesidad que muchos menores
veracruzanos enfrentan. Desde hace
varios años, alumnos de la Facultad de Nutrición, de la Universidad Veracruzana
(UV), vienen midiendo los pesos e índice de grasa corporal de la población
estudiantil de primaria, con pequeños de 8 a 10 años que pasan ya de los 70
kilos porque en casa la dieta es muy deficiente.
Lo anterior se
aderezaba con el hecho de que en la cooperativa escolar solo se vendían bebidas
gaseosas, galletas, papitas y demás chatarra, y papás comodinos que mejor le
daban 20 o 30 pesos a la criatura, con tal de no hacer un desayuno todos los
días. Por eso, años atrás, se prohibió la venta de refrescos, hasta hace unas
semanas que se avivó la intención de regresar a viejas prácticas del pasado.
Y hablando de
viejas prácticas, también en el pasado la venta de refresco en escuelas
públicas constituyó un jugoso negocio para los que despacharon en la Secretaría
de Educación de Veracruz (SEV), pues darle la concesión a una de las
refresqueras, a una de las empresas de chatarra, les redituaba varios ceros
que, obviamente, no ingresaban a las arcas estatales, sino que eran para los
chicles de los que ahí mandaban.
Así se manejó
durante varios sexenios, hasta que el sobrepeso y la obesidad infantil, tomados
de la mano de la diabetes, nos alcanzó para convertirse en un tema de salud
pública.
Qué a tiempo
recularon en su decisión, pues el costo político y el social hubiesen sido
sumamente costosos para este gobierno y para la niñez veracruzana.
@YamiriRodriguez
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