Yamiri Rodríguez Madrid
Preocupan las recientes declaraciones
hechas por un grupo de ambientalistas, en el sentido de que las cenizas de los
incendios de las recientes semanas han afectado los ríos de Coatepec y de
Xico. Es una alerta del impacto sí, pero
sobre todo lo que nos costará en términos económicos y de tiempo, la
remediación de nuestro entorno.
De acuerdo con integrantes del Fideicomiso
Público de Administración (Fidecoagua) en Coatepec, las cenizas son un alto
riesgo para los cuerpos de agua de la región, ya que muchas comunidades se
abastecen de estos, aunado a lo que puede provocar con las especies que viven
dentro de los ríos. Ese es solo un ejemplo de los daños provocados por los constantes
incendios.
Viene la parte de la reforestación. Es urgente hacer jornadas masivas,
aprovechando las lluvias, pero también lo que se pueda hacer en casa, porque
los árboles son barreras naturales contra los fenómenos meteorológicos. Al
quedar muchos cerros pelones, con los troncos incinerados, no hay nada que pueda
mitigar los fuertes vientos, ni las intensas lluvias y va erosionando la tierra,
trayendo consigo otros problemas.
La Comisión Nacional Forestal (Conafor) reportó
164 incendios forestales registrados en territorio veracruzano durante el
presente año, con más de 8 mil 369 hectáreas afectadas, de las cuales 411
hectáreas eran de árboles adultos. Calculen el daño colateral que cada uno
genera y de esa dimensión es nuestro problema.
Han pasado apenas tres semanas de los
incendios en Quimixtlán Puebla e Ixhuatlán de los Reyes y seguimos padeciendo
los estragos. Pareciera que pasada la emergencia a la gran mayoría se nos olvidó
ya lo pasado y a otra cosa mariposa, pero sus secuelas apenas las empezaremos a
padecer. Nuestros ríos son los primeros signos de alarma. No nos quedemos de
brazos cruzados.
@YamiriRodriguez
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