Por Yamiri Rodríguez Madrid
Este lunes 12 de junio, es el Día Mundial contra el Trabajo Infantil. Una triste historia que, desafortunadamente,
aún vemos en las calles de Veracruz.
El pasado jueves, justo un día antes de
que el Ayuntamiento de Xalapa recibiera el distintivo México sin Trabajo Infantil,
en la calle de Corregidora, había por lo menos 5 niños entre 6 y 12 años, vendiendo cajas de cerillos y, si
uno no les compraba, entonces pedían una moneda.
Lo peor es que a unos metros de ahí,
bajo la sombra del Puente del Circuito Presidentes, estaban dos matrimonios,
vigilando a los niños, y cuidándose de los inspectores del Ayuntamiento. Así operan: mandan a los niños, para intentar
causar pena en los automovilistas, una hora u hora y media a lo mucho; van
cambiando de sitio para evitar ser detenidos.
De acuerdo con datos del INEGI, la tasa
de ocupación de la población de 5 a 17 años es de 8.4 por cada 100 niñas y
niños en ese rango de edad. De los
menores de 5 a 17 años ocupados, nueve de cada 10 (89.6%) realiza actividades
no permitidas. Cuatro de cada 10 (37%)
menores de 5 a 17 años ocupados, no asiste a la escuela. De las niñas y niños de 5 a 17 años en
ocupación no permitida, cuatro de cada 10 (42.5%) no recibe ingresos y 28.8%
perciben hasta un salario mínimo. Y 5.7
de cada 100 niñas y niños de 5 a 17 años, realizan quehaceres domésticos en
condiciones no adecuadas. Tres de cada
10 niñas (29.7%) de 5 a 17 años que realizan quehaceres domésticos en
condiciones no adecuadas, exceden las 28 horas laborales a la semana, situación
que presentan 4.7% de los niños.
El
reconocimiento que otorgó la Secretaría del Trabajo y Previsión Social Federal
al Ayuntamiento fue en reconocimiento a las acciones transversales
implementadas por el Sistema Municipal para el Desarrollo Integral de la
Familia (DIF) para erradicar esta situación.
Empero, no han sido suficientes.
Claro está,
tampoco es un problema exclusivo de la capital veracruzana, se repite en muchas
de las grandes ciudades veracruzanas y, por supuesto, del país. Tampoco es un problema agudo para Xalapa y,
si pudiera erradicarlo al cien por ciento, entonces descubriría el hilo
negro. Peor es que este tipo de mafias
cambias su forma de actuar, por eso se han perpetuado.
La importancia
de este distintivo, como dice el Ayuntamiento, radica en que del trabajo
infantil compromete el futuro de los niños que son utilizados para ejercerlo,
provoca violaciones a sus derechos, pone en riesgo su integridad física,
emocional, social y moral, y perpetúa el círculo de pobreza.
Ojalá y no
hubiera una sola historia como la de los vendedores de cerillos.
@YamiriRodríguez
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