Por
Yamiri Rodríguez Madrid.
Hablar del
Sindicato Estatal de Trabajadores al Servicio de la Educación (SETSE) es hablar
de la vida de Acela Servín Murrieta. Más
de medio siglo de lucha sindical avalaron su reconocimiento generalizado como líder
moral de los trabajadores agremiados a dicho sindicato, hasta este miércoles,
cuando nos enteramos de su deceso.
Era el año de
1961. Acela Servín era una joven maestra
en servicio en Xalapa. Un importante
cambio dentro del sindicalismo magisterial veracruzano se avecinaba y ella fue
invitada, por otro grupo de docentes, para ser participe de esto.
Por “casualidad o
necesidad” –como ella misma lo comentaba en una entrevista que le hice en 2006-,
se acercó a este grupo para platicar los cambios que habría al interior del
Comité Ejecutivo Estatal de la entonces sección 41 del Sindicato Nacional de
Trabajadores al Servicio de la Educación (SNTE), pues la intención era buscar
representantes ante el sindicato que fueran nombrados por los maestros y no
como solía ser, por el Gobernador en turno o la máxima autoridad educativa.
“Cuando llegó el
momento de nombrar a los delegados, sorpresivamente me eligieron. Ese
movimiento estaba tomando fuerzas y en todos lados había profesores que querían
estar pendientes del nombramiento de sus delegados”, añadió tras revelar que
esa asamblea celebrada en Huatusco era la primera en la que participaba.
Los tropiezos,
como en toda lucha sindical, no se hicieron esperar: dado el crecimiento que
estaba teniendo este grupo de jóvenes maestros, las autoridades decidieron
suspender la asamblea y planearon una serie de obstáculos y argucias para
evitar cumplieran su objetivo.
Empero, ellos no
desistieron. Su interés los llevó hasta
Papantla para ser testigos de la asamblea que, en noviembre de ese mismo año,
la Sección 41 del SNTE realizó.
“A la hora que
llegamos al Teatro estaba cerrado. Nos
comenzamos a juntar en la puerta y nos dijeron que la entrada era por atrás. Al llegar la puerta estaba custodiada por
soldados y policías, todos armados, y revisaban a uno por uno al entrar. Recuerdo que a un profesor de Chicontepec, un
hombre muy respetable, le encontraron una navajita con la que sacaba punta a
sus lápices; se la quitaron porque dijeron que era un arma peligrosa”, contaba.
Al ingresar a la
sala se llevaron la sorpresa de que estaba completamente llena de supuestos
delegados: “El profesor Castellanos, un maestro muy respetable de Coatepec,
desde el presidium nos aventó unas llaves y nos dijo ‘lárguense’. Al no tener nada que hacer ahí nos regresamos
como pudimos a Xalapa pero notificamos a las autoridades sindicales”.
Ese hecho originó
en nacimiento del Movimiento Depurador, el cual tenía la obligación, mediante
una comisión, de estar atento a las necesidades de los maestros foráneos. Sin si quiera una oficina, Acela Servín fue
nombrada, junto con otros cuatro compañeros, Presidenta de la misma.
Pero el segundo
portazo lo recibieron de parte de su entonces líder nacional, Alberto Larios
Gaytán, cuando al ir a la Ciudad de México a solicitarle su ayuda, no sólo no
los recibió, sino que, pese a que la investigación que mandó a hacer concluyó a
favor de los maestros inconformes, terminó por ignorarlos.
En esos años no
había más opciones sindicales –cuenta-, por lo que al recibir la plaza
magisterial directamente ingresaba uno al SNTE, de ahí que el 11 de agosto de
1952, haciendo uso de la garantía constitucional de la libertad de asociación, formaron
su primer comité ejecutivo con la presencia de delegados de todo el estado.
Así nació el
Sindicato Estatal de Trabajadores al Servicio de la Educación, con la presencia
de 5 mil maestros, todos ellos bajo un mismo lema: “Educación, superación y
patria”. Hombro con hombro Servín Murrieta inició su
lucha con sus colegas José Manuel Palafox Posadas, fundador y primer Secretario
General del SETSE, Francisco Mata Aguilar y Héctor Domínguez Tiburcio.
“Estábamos
cansados, sobre todo las maestras del medio rural, de las agresiones en contra
de nuestra dignidad. Era muy fácil
cambiar a un maestro para quitarle la plaza.
Era muy fácil ayudar a quien hacía regalos ostentosos, era muy fácil
para los representantes sindicales hacerles proposiciones indecorosas a las
maestras”, comentaba.
Pero uno de los
capítulos más destacables de la vida del SETSE es la lucha emprendida por
“médicos y medicina” para todos los maestros.
Dicho movimiento inició
con paros escalonados cada quince días y desembocó en una huelga, la más grande
del Estado de Veracruz, en la que no hubo un maestro que no participara en la
toma de las escuelas, que no viviera en las instalaciones durante los meses que
esto duró, para hacer valer sus derechos.
Los maestros sufrieron
persecución por parte del sistema pero, en contraparte, recibieron cobijo de
los padres de familia. Se hicieron
escuchar y su voz, a través de Ásela Servín, se hizo escuchar en Los Pinos.
Los logros
conseguidos por Servín Murrieta en todos estos años fueron muchos, como la nivelación
salarial con los maestros federalizados, así como la obtención, en 1979, de la
pensión móvil, la cual consistía en que, con cada aumento otorgado a la
plantilla activa, se hiciera lo propio con los jubilados, y la adquisición de
varios inmuebles –todos con dinero propio-, en 36 delegaciones en el Estado.
Acela Servín fue
un referente del sindicalismo en Veracruz y en México. Descanse en paz.
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