Por Yamiri
Rodríguez Madrid
El
año pasado se anunció que todos los conductores de motocicletas en el estado de
Veracruz estarían obligados a portar casco, chaleco fluorescente, así como
todas las unidades deberían estar debidamente emplacadas, de lo contrario, serían
infraccionados.
Pero
basta con que observe el tráfico de cualquier avenida para darse cuenta que
prácticamente ninguno de los motociclistas cumple a cabalidad con los
requerimientos. La falta más grave, que arriesga incluso su vida, es el
conducir sin casco. Siguen circulando familias completas, con bebés en brazos
en estas, sin siquiera tomar alguna precaución. Del chaleco mejor ni hablemos,
pero ¿y Tránsito?
Nada
tiene que ver con la protesta de hace unas semanas mediante la cual
motociclistas afirmaban que se les intentaba criminalizar al obligarlos a usar
chalecos y cascos rotulados con su matrícula pues, en la iniciativa del
ejecutivo estatal se justificaba esta necesidad en los altos índices delictivos. Esa es harina de otro costal. Lo otro es seguridad.
Ante
el alto costo de la gasolina, cada día hay –y habrá-, más motocicletas circulando
por las calles del estado, por eso urge que lo que está en el papel se aplique.
Y
es que tal parece que el tema de la movilidad está laxo, tanto en los
municipios como en el estado, pues a diferencia de otras administraciones, no
se han hecho anuncios de pasos a desnivel, distribuidores o puentes que ayuden
a reducir los tiempos de traslado. Se entiende la austeridad, pero es necesario
entonces aplicar el reglamento existente para todos, parejito.
Si
tampoco han podido meter en orden a los conductores de tráiler que circulan a
exceso de velocidad y con doble remolque sobre Lázaro Cárdenas, en Xalapa, a la
hora que ellos gusten, mucho más complejo se vislumbra que puedan hacerlo con
los vehículos ligeros.
Hoy
ya no se ven los operativos carrusel que antes se montaban para medir la
velocidad con que circulan los coches sobre las principales avenidas, tampoco
las grúas deteniendo motos que transitan con irregularidades, ni tantos
sorpresivos alcoholímetros que, todos en conjunto, ayudaban a reducir los
accidentes fatales.
Urge
se vuelvan a implementar, que se aplique la ley a fin de poner un poco de orden
a nuestras desquiciadas ciudades.
@YamiriRodriguez
No hay comentarios:
Publicar un comentario