Por Yamiri
Rodríguez Madrid
Aún faltan
muchas semanas para que concluya la temporada de huracanes y ciclones, pero en el
estado de Veracruz los estragos de las lluvias ya se han dejado sentir; el caso
más reciente fue la semana pasada, con la primera inundación del año que se
suscitó en el Puerto.
Las imágenes
recorrieron las redes sociales: el Café de la Parroquia con el agua hasta las
mesas, los coches prácticamente cubiertos de agua, el Recinto de la Reforma y
el Registro Civil, anegados.
Pero, aunque hoy
se busquen culpables, lo cierto es que las inundaciones son la mezcla de muchos
errores que se han dejado correr durante décadas. El primero de estos es la antigüedad del
drenaje; tuberías que tienen más de 80 o 100 años y que no es un problema
limitativo del Puerto, sino de prácticamente todas las ciudades grandes del
estado, como la capital Xalapa, cuyas constantes fugas de agua obedecen a lo
viejo de su sistema de distribución del vital líquido. Sustituirlo, han
justificado los hoy ex presidentes municipales, es impensable, pues no hay
recurso que alcance.
La segunda causa
de las inundaciones en el Puerto obedece a que siguen empeñados en construir en
zonas pantanosas, en querer ganarle terreno al mar para extenderse, como ha
sucedido en la zona portuaria y hotelera.
Por ejemplo, el Floresta y Flores del Valle, dos fraccionamientos de
interés residencial medio, están fincados sobre popales.
Y la tercera
causa y que está en manos de cada uno de nosotros, es la cantidad de basura que
se tira en las calles. Cada vez que la
autoridad municipal, de cualquier punto del estado, limpia alcantarillas, salen
toneladas de basura de estas: botellas de refresco, bolsas de plástico, envases,
los cuales salen disparados de las ventanillas de los camiones urbanos, de los
coches que circulan por las calles, de los miles de transeúntes que caminan a
diario.
La falsa
creencia es que para eso existe un servicio de limpia pública; creen
erróneamente que pueden tirar lo que les plazca a la calle porque para eso
pagan impuestos, porque es obligación de los barrenderos.
Por eso nunca
pierde vigencia esa máxima que dice: ciudad más limpia no es la que más barre,
sino la que menos basura tira.
La próxima vez
que arroje basura sobre la banqueta, que no barra el frente de su casa,
aténgase a inundarse pues definitivamente con nuestras accione, somos parte del
problema.
@YamiriRodriguez
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