Por Yamiri
Rodríguez Madrid
Hace 10 años
hubiese sonado increíble que Veracruz fuese un punto en la ruta de migrantes
africanos para llegar a Estados Unidos; hoy, es un problema creciente que urge
atender pues también están llegando desde Asia por decenas todas las semanas.
Tan solo el
pasado mes de septiembre, el gobierno estatal atendió 234 personas de India, 58
de Bangladesh, 39 de Sri Lanka, 11 de Camerún y 10 de Nepal; países de los que
antes no imaginábamos que pudieran ver a nuestro país como un puente.
Si bien, en
regiones como Xalapa y Coatepec era raro ver a migrantes, hoy es común
encontrar no solo a centroamericanos, sino también a africanos que sobreviven
pidiendo una moneda en un crucero o bien, lavando parabrisas y vendiendo alguna
artesanía de palma. Muchos de ellos ya han aprendido a hablar el español, lo
que significa que tienen, por lo menos, varias semanas instalados en el
territorio nacional y otros ya hasta se convirtieron en parte del paisaje
urbano.
Hay quienes ven
con preocupación el tema desde una óptica de sanidad por enfermedades que
pudieran traer y que incluso aquí ellos pudieran a su vez contraer, pero
también de seguridad, sin generalizar ni satanizar. En Chiapas, por ejemplo,
donde estuvieron varados durante meses, la gente se quejaba no solo del
escándalo y la basura que algunos de ellos dejaban, sino también del constante
consumo de enervantes y del incremento de delitos del fuero común. Insisto, no todos los migrantes tienen el
mismo comportamiento, muchos vienen en familias escapando de una difícil situación
en su país de origen, pero entre las masas, se pueden dar casos de delincuentes
que ven por esta vía una puerta fácil para cruzar hacia otros países.
Lo anterior hace
urgente que nuestras autoridades migratorias replanteen sus estrategias pues,
como es evidente, los flujos han cambiado, las cantidades son mucho mayores que
años anteriores y, la capacidad de atención, pudiera ser rebasada.
@YamiriRodríguez
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