Yamiri Rodríguez Madrid
Esta semana inició la aplicación de la
vacuna cubana Abdalá y la afluencia a los centros de vacunación de los primeros
26 municipios veracruzanos en los que ya está disponible, ha sido prácticamente
escaza.
De acuerdo con las autoridades veracruzanas,
esta nueva campaña está dirigida a mayores de 18 años que requieran el refuerzo
o el esquema completo, pero no hay que perder de vista que el refuerzo lo
requerimos prácticamente el total de los vacunados, pues ya vamos a cumplir un
año de la última inmunización. ¿Por qué entonces no han acudido a vacunarse?
Nada tiene que ver con el periodo vacacional; la excusa de muchos es la desconfianza a las reacciones que ésta pueda
provocar. Granma, el periódico oficial de la isla cubana, afirma que Abdala
muestra una eficacia del 100 %, tanto en la prevención de la enfermedad
sistémica severa, como de la muerte por la COVID-19, refiriendo a su vez a las
autoridades del Centro de Ingeniería Genética y Biotecnología (CIGB). Eso generó
que el año pasado el gobierno federal morenista emitiera una opinión técnica
favorable sobre la primera vacuna de origen latinoamericano en ser sesionada
por el CMN de Cofepris. Hoy, ya está disponible para las y los veracruzanos,
pero hay resistencia.
Si la Secretaría de Salud hubiese ofrecido
una nueva dosis de Pfizer o de Astra Zeneca, las filas serían kilométricas,
como se vivió hace más de un año. Desafortunadamente la curva epidemiológica va
en aumento y ahora, de nueva cuenta, nos enteramos de muchos casos de infectados
o re infectados de la nueva variante del Covid.
Tampoco hay la opción en nuestro sistema
de salud de escoger que biológico pudiera uno aplicarse o, ya por lo menos,
obtenerlos de manera particular con algún médico o farmacia, como sucede con
otras vacunas. Así, o nos sometemos a la
vacuna cubana o nos quedamos desprotegidos.
No hay de otra.
@YamiriRodriguez
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