Yamiri Rodríguez Madrid
En días pasados el INEGI dio a conocer las
más recientes cifras sobre el trabajo infantil y en las que se reveló que, en
Veracruz, hay casi 300 mil menores trabajando; eso nos ubica como la novena
entidad con mayor cantidad de niños y niños buscando llevar un ingreso a sus
hogares. Lo anterior es un fiel
indicador de cuán complicada está la situación económica pues en 2019 eran 13.1
por ciento de los menores laborando y, en el corte oficial del año pasado se
incrementó a 16.3 por ciento.
Otro indicador certero de lo complejo de
la economía es el número de menores migrantes.
Hace poco más de una década los hombres migraban solos. Hoy son familias
completas las que emprenden el éxodo de llegar a Estados Unidos o a Canadá en
busca de oportunidades; vemos a mujeres con embarazos avanzados caminando todos
los días con el objetivo de llegar a la frontera y no, no son solo
centroamericanas, también hay muchas mexicanas e, insisto, muchos niños.
Pero regresando al tema de los menores
laborando, llama también la atención que casi un 9 por ciento de ellos, de
acuerdo con el INEGI, que están en labores no permitidas, por ende, riesgosas
para ellos. Sin duda, aunque no lo dice
la Encuesta Nacional, mucho tuvo que ver la pandemia del Covid19 en este
incremento de menores trabajando en el estado.
Hoy inmersos en el proceso electoral en el
que se habrá de renovar la Presidencia de la República, muchos políticos no
toman en cuenta esta problemática bajo la premisa de que los niños no votan,
pero no hay que perder de vista que muchos de los padres preferirían que su
hijo o hija no hubiese abandonado la escuela por cuestiones económicas; darían
lo que fuera porque siguieran en las aulas y no vendiendo en las calles o
limpiando casas, aunque las circunstancias no les dieron opción.
Ojalá, como en muchos otros temas que hoy
son problemas en el estado, alguien se preocupe y ocupe de estos menores pues,
en unos años, podría tornarse en un círculo vicioso, en un problema mucho mayor
con la caída de los niveles de escolaridad y el disparo de la informalidad.
@YamiriRodriguez
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