Por Yamiri Rodríguez Madrid
Los políticos deberían aprender
más de los atletas. Cuando van a una justa deportiva, se preparan
exhaustivamente: redoblan el entrenamiento físico, cambian la alimentación, se
mentalizan. Es decir, se preparan para estar al cien. Eso, desafortunadamente, no pasa en las
elecciones y lo estamos viviendo.
Si bien cada elección es
diferente, aunque ya hayan participado en tres, cuatro o cinco procesos anteriores,
las y los candidatos se enfrentan a nuevos retos. En 2004, por ejemplo, no había
redes sociales. En 2018, la inteligencia artificial no se utilizaba para la
guerra sucia. Hoy son nuevos factores a
los que se enfrentan.
Sin embargo, como en todo,
también hay cosas que permanecen, una de estas son las crisis a las que se
pueden enfrentar. Reza el dicho que
todos sabemos de qué pie cojeamos, pero pocos candidatos se vacunan para eso.
Si bien saben que algunos traen temas arrastrando, puntos vulnerables que,
aunque tal vez no son públicos, hay el riesgo de filtración, se confían y los
dejan correr; pecando de soberbia, creen que a ellos no les va a pasar, pese a
que si revisan antecedentes se darán cuenta de que hay muchos muchos casos
iguales que han sido muy costosos en términos político-electorales.
Las crisis, por si no lo
recuerdan nuestros políticos, son generalmente de orden financiero, sexual o
inducidas, pero insisto, las dejan pasar.
Cuando el cuete les truena en las manos, no tienen un argumento sólido
construido, mucho menos una ruta de pasos que tomar y, en una crisis, cada hora
que se pasa en silencio o sin argumentos contundentes, es una hora perdida,
cada día es fatal en el daño a la imagen, pues se convierten en etiquetas
difíciles de borrar. El que calla otorga.
Tampoco se trata de salir sin
argumentos, pues lo único que se hace es moverse en arenas movedizas. A veces los bien intencionados quieren salir
a defender a sus candidatos públicamente y, lo único que hacen, es complicarles
mucho más el tema.
Precisamente, eliminar la huella
digital ya es imposible. Intentar disminuirla es sumamente costoso en términos
de tiempo y de dinero. Haga el ejercicio de entrar a un buscador, meter el
nombre de un político y, casi siempre, lo primero que arroja son los escándalos
pues es lo que se indexa más fácilmente.
Subir lo positivo en la cabeza de motores de búsqueda es todo un reto.
Así que todos ellos que aspiran y
ya están en eso, bien harían en seguir eso de que cuando veas las barbas de tu
vecino cortar, pon las tuyas a remojar. No saben en qué momento les llega su
escándalo también.
X: @YamiriRodriguez
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