Por Yamiri
Rodríguez Madrid.
En el Estado de
Veracruz, tenemos joyas históricas que, desafortunadamente, un gran porcentaje
de la población desconoce. En trozos de
papel amate los totonacos del siglo XVI dejaron testimonio de la llegada de los
españoles a la sierra veracruzana, de cómo eran sus parajes y cuál era su
relación con los demás asentamientos indígenas de la región: los Códices de
Chiconquiaco.
Después de haber
sido robados, parte de la historia de esta entidad estuvo en riesgo de
desaparecer, aunque afortunadamente, amantes de nuestro pasado como el
investigador Jesús Javier Bonilla Palmeros se empeñaron en no perderla.
Para que usted
tenga una idea, en 1542 pobladores nativos de Chiconquiaco elaboraron
pictogramas y textos en náhuatl narrando las formas de vida durante el siglo
XVI: desde la manera en que se hacía el comercio hasta la llegada y trato que
tenían con los españoles que recién desembarcados en nuestro continente: a
estos documentos les conoce como los Códices de San Pedro Chiconquiaco.
En papel amate y con tinta roja y negra –al igual que otras
culturas mesoamericanas-, los antiguos moradores dieron cuenta de las
características de la Sierra de Chiconquiaco, tanto geográficas, hidrográficas
y limitativas, así como de la vida en los asentamientos de Tepetlán,
Miahuatlán, Ocelotlán, Yecuatla, Xihuitán y Chiconquiaco, todos estos parte del
llamado Gran Señorío.
Mediante la
interpretación que ha hecho Bonilla Palmeros del único códice en amate que se
conserva en la actualidad, su tema central es el reconocimiento que el virrey
de ese entonces, don Antonio de Mendoza,
hiciera a la propiedad territorial del pueblo de Chiconquiaco, esto previo a la
conquista.
Los facsímiles,
que datan de 1877, son igual de valiosos para el Estado de Veracruz, pues
ayudaron a salvaguardar la historia del pueblo de Chiconquiaco y en múltiples
ocasiones fueron pruebas en litigios por sus tierras, siendo el antecedente más
antiguo de las luchas agrarias en el país.
Si bien uno de
los principales enemigos de nuestros testimonios históricos es el paso del
tiempo, el segundo lo son los amantes de lo ajeno.
En 1992 las
autoridades de Chiconquiaco resguardaban todavía el códice original. Preocupados
porque el tiempo no hiciera estragos en los facsímiles de los Códices, los
enmarcaron y encapsularon entre acrílicos para preservarlos, sin embargo, la
última vez que fueron vistos los Códices
de Chiconquiaco, fue en el año de 1998, durante una feria de Xalapa donde
fueron exhibidos.
Y es que hace más
de diez años, los Códices, junto con un expediente de 16 fojas de mercedes de
tierras, de 1882, fueron robados y hoy se desconoce si están en posesión de
algún coleccionista de arte prehispánico o bien, algún ex funcionario público.
¿Cómo fue robado
el ayuntamiento de Chiconquiaco?, cuando Bonilla Palmeros fue invitado a dictar
una conferencia sobre el contenido de los códices de su pueblo fue cuando se
dieron cuenta de que el más antiguo ya no estaban ahí; el del siglo XIX estaba
enrollado guardado afortunadamente en un cajón, pues fue el que permitió hacer
hoy una nueva copia de la historia veracruzana.
Aunque
desafortunadamente aún no ha sido posible hallar los Códices ni a quienes los
robaron, el Gobierno del Estado ha realizado una serie de esfuerzos para
recuperar está parte trascendental de la historia de Veracruz a través del
segundo Códice que aún está en su posesión.
Lo invito a que
los conozca, que se empape de la historia de este estado, como lo es a través
de Los Códices de Chiconquiaco.
Twitter:
@YamiriRodriguez
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