Leobardo Vásquez Atzin, el reportero
papantleco, se convirtió en el quinto compañero en ser asesinado durante la
administración del gobernador panista de Miguel Ángel Yunes Linares.
En el gremio hay dolor, pero también
enojo, indignación, porque la lista de asesinados va en aumento; porque ningún
caso se ha esclarecido, porque en todos, a la primera de cambios, se les ha
criminalizado.
No ha habido un cambio de los tiempos del
duartismo a los del yunismo: al reportero se le sigue acallando, a la mala y el
mandatario en turno, afirma que todo es una exageración.
En este caso, el más reciente, la Fiscalía
General del Estado dijo que no era reportero, que era taquero, como si la gran
mayoría de los sueldos en los medios, dieran para vivir en la exclusividad.
Muchos reporteros ganan 20 pesos por nota
publicada o al aire, sin seguridad social, ni vacaciones ni días de
descanso. Todos tienen que mantener a
una familia, por eso ser taquero y reportero, maestro y reportero, comerciante
y reportero es algo común, pero no un delito.
Y los partidos y personajes políticos
sacando raja de la situación, la oposición aprovechándose de la sangre para
señalar una vez más la ineficiencia del mandatario en turno; hoy alzan la voz
los que no dijeron nada cuando 17 periodistas fueron asesinados en el
duartismo.
La Comisión Nacional de Derechos Humanos
(CNDH), como en más de 20 ocasiones, condena los hechos: no le queda de otra
cuando hasta organismos extranjeros se pronuncian contra lo que pasa en
Veracruz, aunque a las palabras se las lleva el viento, aunque en nada cambien
las cosas.
Por eso, a través de la plataforma digital
Change.org periodistas veracruzanos exigimos justicia y el esclarecimiento de
cada uno de los asesinatos; por eso otros más se manifestaron para hacer escuchar
su voz.
El reportero siempre denuncia las
injusticias, es la voz de otros, pero cuando se trata de nosotros mismos, nadie
nos escucha, nadie se preocupa, todos se hacen de la vista gorda…
Una vez más preguntamos: ¿cuántos más?
@YamiriRodriguez
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