Por Yamiri Rodríguez Madrid
Uno de los casos
que más ha consternado a la sociedad veracruzana ha sido el de los llamados Porkys de Costa de Oro, quienes en 2015
abusaron de una menor de edad. Por ser de familias adineradas y hasta de
políticos, intentaron evadir la justicia, volteando las cosas, aunque
afortunadamente, la verdad siempre sale a flote. Han pasado 4 años y de todos los
involucrados, solo dos, están reclusos en penales de la entidad, en espera de
una sentencia.
Daphne, la joven
agraviada y su familia, ha tenido también que esperar 4 años para que el juez
Anuar González Hemadi fuera destituido por el Consejo de la Judicatura Federal,
por actos de corrupción, pues fue él quien le entregó un amparo a Diego Cruz
quien, dos años después, fue absuelto.
Tras esta
destitución, el padre de Daphne ha puesto una vez más el dedo en la llaga, al
decir que la justicia no solo se imparte de manera muy lenta, sino que hay un
distanciamiento abismal entre el decir y el hacer, pues si bien durante años
hemos escuchado que se hacen políticas públicas para erradicar la violencia de
género, que tenemos presupuestos con enfoque, lo cierto es que a la hora de
la hora solo son bonitos discursos.
La justicia no
llega a la gran mayoría de los casos; las mujeres son revictimizadas, iniciando
por quienes supuestamente son quienes imparten la justicia, como el caso del
juez hoy cesado. Cada vez que se reconoce que hubo vicios en el proceso, es un
golpe a Daphne y a su familia, otra ofensa contra ella por no actuar con
imparcialidad.
Las cifras sobre
el feminicidio presentadas esta semana por el Secretaría de Seguridad Públicas
(SSP) son otro claro ejemplo: el feminicidio pasó de 4 a 10, lo que significa
un aumento del 150 por ciento y, ¿qué se hace al respecto?
Así es el trato
a las mujeres víctimas en México. Aún nos falta muchísimo camino por andar.
@YamiriRodriguez
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