Por Yamiri
Rodríguez Madrid
Una de las
primeras acciones del gobierno lopezobradorista fue modificar la Ley Orgánica
de la Administración Pública Federal para crear las delegaciones de Programas
para el Desarrollo en las entidades federativas, las cuales fungen como enlace
entre las secretarías de Estado y los gobiernos estatales, teniendo a su cargo
la coordinación e implementación de planes, programas y acciones para el
desarrollo integral, así como funciones de atención ciudadana, supervisión de
servicios y programas a cargo de las dependencias y entidades. A ellos se les
conoce como los super delegados.
Sin embargo, la
semana pasada, la diputada federal perredista, Mónica Almeida propuso dos
iniciativas para poner límites –en la Constitución y en la ley electoral– a los
32 delegados estatales de Programas para el Desarrollo, adscritos a la
Secretaría de Bienestar del Ejecutivo Federal, que quieran participar en
procesos electorales, esto a fin de evitar el inadecuado uso de recursos y
programas sociales con fines electorales y personales.
La legisladora
expuso que actualmente no se tiene una limitante en los requisitos de
elegibilidad para ocupar un puesto de elección popular en quienes actualmente
fungen como enlaces responsables de alguno de los diversos programas sociales y
apuntó que sus propuestas no pretenden restringir las aspiraciones políticas de
estos funcionarios federales, sino poner límites estableciendo que deberán
separarse de su cargo un año antes de la celebración de la elección.
Esto se suma a
la propuesta que cocinaba Morena desde meses atrás precisamente para que
quienes fungen como superdelegados no sacaran ventaja y renunciaran un año
antes de la elección. Ahí está el ejemplo del actual gobernador de Baja
California, Jaime Bonilla, quien previo a eso fue super delegado.
La Secretaría de
la Función Pública reveló que hay 120 denuncias contra ex delegados, pero
también contra varios en funciones, aunque digan que es politiquería en el caso
de los actuales.
Lo cierto es que
el tema trae preocupados a varios de ellos, entre estos al veracruzano Manuel
Huerta Ladrón de Guevara, quien aunque por más que ha querido no ha podido
tornarse en vicegobernador, por aquello de las grillas entre tribus, pues de
caminar la propuesta de limitarlos, significaría prácticamente dejarlos fuera
de la jugada desde ahora. Sin carisma y sin recursos es más que complicado.
@YamiriRodriguez
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