Por Yamiri Rodríguez Madrid
Este 8 y 9 de
marzo se inscribió un capítulo relevante en nuestra historia contemporánea. Miles
y miles de mujeres marcharon el pasado domingo, en todo el país, en el marco del
Día Internacional de la Mujer y un día después, el 9, fue el paro de
labores. Con ambas fechas se marcó un
hito de lo que somos capaces de hacer, juntas, para exigir justicia y seguridad
para todas, y piso parejo en oportunidades.
La marcha del 8M
movilizó a mexicanas de todas las edades, de todas las ocupaciones, credos e
ideologías, con un solo fin: que dejen de acosarnos, maltratarnos, violarnos y
matarnos. Las marchas en Xalapa, Puerto de Veracruz, Coatzacoalcos y Córdoba,
por citar unos ejemplos, fueron vibrantes, emocionantes, conmovedoras.
Eran ríos de
mujeres haciéndose escuchar y ver, ante la indiferencia gubernamental que ha permeado
en los últimos 15 meses; a pesar de que aquí en Veracruz los poderes
Legislativo y Judicial frenaron la participación de quienes ahí trabajan
mediante circulares donde negaban a sus trabajadoras participar en el Paro
Nacional.
Otra de las
grandes ironías fue la del Ayuntamiento panista de Cazones, que tuvo la pésima
idea de convocar, para el domingo 8 de marzo, a través del DIF Municipal a las
mujeres a una carrera en tacones de aguja, otorgando al primer lugar una
televisión; una plancha de cabello al segundo y una secadora de cabello al
tercer lugar; copia de la carrera que antaño hacía el Palacio de Hierro, nada
más trivial que eso.
Aún con todo
eso, sin duda, el próximo año, el 8 de marzo será mucho mayor el número de
mujeres en las calles demandando verdaderas políticas públicas para nosotras,
atención a nuestros problemas, la vida justa y digna que todas nosotras
merecemos. ¡Este es el tiempo de las mujeres!
@YamiriRodriguez
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