Por Yamiri
Rodríguez Madrid
De todos es
sabido que desde hace años los panteones municipales están prácticamente en su
máxima capacidad. El crecimiento poblacional y la falta de previsión de
anteriores administraciones hicieron que casi ningún municipio veracruzano
planeara la construcción de más camposantos, lo que con el paso de los años se
convirtió en un verdadero problema.
Hoy, al menos
aquí en Xalapa, los cementerios quedaron prácticamente en el centro de la
ciudad, como el 5 de febrero, donde ya no se sepulta a nadie desde hace años, o
el Palo Verde, que cada Día de Muertos, 10 de mayo o fecha significativa
provoca un caos vehicular. El panteón
xalapeño si bien no se ubica en el primer cuadro, está totalmente rodeado por
la mancha urbana.
Desatinadamente,
coincidieron los planes de expansión de los panteones con la pandemia del
Coronavirus y muchos casi queman en leña verde al presidente municipal Hipólito
Rodríguez Herrero. Iniciaron las teorías conspirativas de que él sí tenía otros
datos y por eso con urgencia estaban ampliando esta infraestructura; que
estábamos a un paso de ser Italia o Ecuador por el número de muertos sin
espacios para dar cristiana sepultura, cuando lo cierto es que se trata de un problema
añejo.
Hace varios
años, tras una tormenta, los ataúdes de Palo Verde, colindante con El Tejar y
con Lázaro Cárdenas, fueron arrastrados por el agua. Los podía ver uno
desenterrados. Muchas de esas tumbas tienen décadas que nadie pone una flor
ahí, o las limpian. Comenzará la época de lluvias y, con ésta, otro dolor de
cabeza: el dengue, el cual se da muy bien en los floreros de los sepulcros de
antaño.
Si no se metía
mano a los cementerios, tarde que temprano, con o sin pandemia, se iba a tornar
un problema mayúsculo. Coincidieron fechas, solo eso fue.
@YamiriRodriguez
No hay comentarios:
Publicar un comentario