Yamiri Rodríguez Madrid
Este martes 27, de
regreso de un viaje por carretera desde el centro del país, ya casi para llegar
a Xalapa, tomamos el Libramiento por ser la vía más rápida y, supuestamente, la
más segura; dicho sea de paso, es también un tramo muy caro. Sin embargo, a escasos metros de la caseta
hay un puente que comunica, supongo, a las localidades asentadas a los lados de
esta arteria; desde este arrojaron una piedra sobre el vehículo en el que
viajábamos. Su mala puntería evitó que
golpeara el parabrisas, el medallón o el toldo; cayó sobre una portezuela
trasera, dejando unos rasguños.
Eran apenas las cinco de
la tarde. Tras escuchar el golpe, quien conducía miró por el espejo retrovisor
y vio las cabezas de las personas que se asomaban. No supimos si eran algunos
ociosos tirando piedras o malosos con otras intenciones. Al llegar a la caseta
reportamos la situación, pero el joven en turno, con total indiferencia se
volteó y dijo que lo checaría. En todo
el trayecto hasta llegar a Banderilla no había una sola patrulla vigilando la
zona. La Guardia Nacional nos envió un tweet diciendo que mandarían una unidad
a revisar.
Lo cierto es que este
tipo de prácticas desafortunadamente se vuelven recurrentes en las carreteras
veracruzanas. Hace un tiempo, en Rinconada, por ejemplo, gente se subía a los
puentes y tiraban piedras a quienes conducían por la carretera de cuota. Hay otros tramos carreteros donde, reportan,
están tirando naranjas que van rellenas de clavos y picos que ponchan llantas y
obligan a detenerse.
Lo que más molesta es que
de ese viaje de carretera, salimos de nuestro destino a las 10 de la mañana.
Entramos al Arco Norte antes de las 12, y unos metros antes de la primera
gasolinera el tráfico avanzaba a cuenta gotas por un accidente. Dos horas después,
cuando llegamos al punto del accidente, era un tráiler que transportaba piezas
metálicas. La cabina y parte de la caja
se incendió. La rapiña estaba a todo lo que daba; camionetas estacionadas en
batería cargando las piezas y unos sujetos, con hachas, intentaban sacar hasta
el metal de la caja para venderlo después. El trailer tenía horas que se había apagado,
pero seguía estorbando un carril; la Guardia Nacional estaba 5 o 6 kilómetros
adelante, infraccionando a los que pasaban hechos la mocha después del
accidente. Así se custodian las carreteras en el país y en Veracruz.
Circule con mucha precaución.
@YamiriRodríguez
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