Yamiri
Rodríguez Madrid
La tarea de administrar justicia en el
territorio veracruzano es del Poder Judicial.
Sin embargo, hoy enfrenta diversas complejidades que, como dijo la
magistrada presidenta, Lisbeth Jiménez Aguirre, se intentan superar.
Uno de estos puntos es que, del total de
la población interna en los penales veracruzanos, entre 30 y 40 por ciento está
a la espera de que se les dicte una sentencia; algunos de ellos porque han
promovido amparos, pero otros porque simplemente su caso se ha perdido en el
mar de expedientes que año con año se genera. La Presidenta -que ha pasado por
diversos cargos de ese poder-, ha visitado algunos penales veracruzanos para
conocer precisamente cómo van fluyendo los casos y cómo están trabajando las y
los jueces; por ende, pronto tendrá que haber una estadística oficial de esto y
sobre todo, una reducción en los casos.
Otro punto al que se enfrenta el Poder
Judicial es a la cantidad y facilidad de amparos que en el orden federal se
conceden, últimamente, en delitos como secuestro y feminicidio. Hace algunos años, los amparos que se
lograban otorgar en estos rubros eran mínimos y en otras cuestiones relativas a
las penas, pero no para ponerlos en libertad. Es un tema que bien se debería
revisar, y no solo en el desempeño de los jueces federales, sino de las oficialías
de parte que son las que les “distribuyen” los casos sospechosamente con mucha
frecuencia a los mismos dos personajes. Bien podrían empezar por Xalapa.
El tercer punto es la carga de trabajo y
la necesidad de reconfigurar los juzgados.
Es cierto que las ciudades judiciales en Veracruz tienen un tufo de
corruptela, pero ahí están y se tienen que utilizar para que no se conviertan
en elefantes blancos, cosa que ya se está haciendo para ahorrar en rentas. Aunado a lo anterior, una veintena de jueces
se amparó y hubo que seguir pagándoles sueldos y prestaciones, por lo que se
está llamando a los que verdaderamente sí quieren trabajar para poder tener la estructura
trabajando como debe ser. También es cierto que se requieren por lo menos de
otros 30 jueces para tener al menos 100 en el estado.
Lo positivo es que, al tener carrera
judicial, Jiménez Aguirre conoce bien las tripas del poder que preside; sabe de
qué pie cojean, pero también las fortalezas.
A la par, tiene disposición para que el Poder Judicial de Veracruz
finalmente camine como debe ser. Hay que
esperar.
@YamiriRodriguez
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