Yamiri Rodríguez Madrid
El macabro hallazgo de un centro
de adiestramiento en un rancho de Teuchitlán Jalisco debería estremecernos como
sociedad y movernos a investigar cuántos más no habrá a lo largo y ancho del
territorio. Para Veracruz este no debe
ser un tema ni lejano ni menor ya que, desafortunadamente, nuestro estado
lidera a nivel nacional en el número de fosas clandestinas que hay.
De acuerdo con datos de la
Comisión Nacional de Búsquedas, hasta su última actualización en 2023, de las 2
mil 863 fosas que hay en todo el país, 344 están en Veracruz, seguido por
Colima que tiene 308 y Sinaloa, con 283.
No son solo números, ni cifras oficiales, es el tamaño del drama social
que vivimos en todo el país. Tan solo este fin de semana, una más fue encontrada en Acultzingo, zona centro de Veracruz.
Lo que hoy se requiere con
urgencia son recursos económicos y humanos que ayuden precisamente al rescate
de restos y a su identificación. Los
semefos están llenos; se construyen hasta panteones forenses, pero sin
identificar a quienes están ahí no se hace justicia ni se lleva un poco de
consuelo a las familias.
Una queja recurrente de
familiares de personas desaparecidas ha sido la carencia de reactivos para
identificar restos, pero, sobre todo, la falta de humanidad cuando se acercan a
muchas de nuestras autoridades y reciben un portazo.
No se les puede dar solo palas a
las madres y padres buscadores, ni varillas recortadas para hurgar entre la
tierra. Hay que darles las herramientas
necesarias y, sobre todo, respeto a las familias.
Teuchitlán no debe ser solo una
vigía, ni un argumento político de golpeteo; debe ser la razón que nos mueva de
una vez por todas a ayudar a cientos de miles de familias que buscan con
desesperación a los suyos, aunque ya haya pasado más de una década.
@YamiriRodriguez
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