Por Yamiri
Rodríguez Madrid
Desde Córdoba se
escribió uno de los capítulos más importantes de la historia nacional. Es una de las ciudades más antiguas del país
y, hoy, desafortunadamente, una de las más violentas de México.
De los 30 caballeros
que la fundaron, pasamos a una ola de sangre imparable. A diario se informan
ejecuciones a plena luz del día, en el centro, en zonas residenciales, de
desapariciones y secuestros.
Si bien esto no
es nuevo en la región, en los últimos meses se ha recrudecido, por lo que la
nota roja de los periódicos ya es más gruesa que la sección de información
general.
Desafortunadamente,
las estrategias de seguridad que han intentado implementar han sido
fallidas. Del número de víctimas semanal
que se presenta, un gran porcentaje proviene de la región. Su vecino, Orizaba,
se encuentra en la misma situación.
Córdoba es uno
de los municipios veracruzanos en donde mayor riqueza económica se
concentra. De acuerdo con datos del
INEGI, solo 10 mil, de sus 200 mil habitantes, viven en pobreza extrema. Junto con otros municipios conforman un
corredor industrial el cual, se ve ya perjudicado por la violencia.
Tan solo la
semana pasada, una mujer fue asesinada a una cuadra del Palacio Municipal. Un hombre ejecutado al interior de una vivienda,
a la cual se fue a meter intentando huir de sus asesinos. Comercios asaltados todos los días y, más
allá de que si los muertos tenían o no nexos con el crimen organizado, los
cordobeses están aterrorizados pues esta situación ni en sus casas los hace
sentir seguros.
La presidenta
municipal, Leticia López Landeros, hace mutis a lo que pasa en su municipio,
tal vez por no querer tener un costo político en pleno proceso electoral o, por
incapacidad.
Los cordobeses
están hartos de las escenas de terror que ahí se viven, la inversión está
huyendo, nadie sabe cuándo va a terminar todo esto y no hay voluntad tampoco de
parte de las autoridades de ponerle fin. Es una pena por la ciudad.
@YamiriRodríguez
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