Por Yamiri Rodríguez Madrid
Veracruz, de
acuerdo con diversas estadísticas nacionales, como la del Secretariado
Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública, es el segundo lugar
nacional en feminicidios. A los
asesinatos, se suman los miles de casos de violencia física, psicológica,
desapariciones y, ahora, los atentados contra mujeres embarazadas.
El asesinato de
Ángela, de 19 años, en el Puerto de Veracruz, la semana pasada, es el segundo
que se da en este 2018. Con un embarazo
a punto de llegar a término, le arrancaron a su bebe de sus entrañas y nadie
sabe el paradero del menor.
El pasado mes de
abril otra embarazada, de 23 años, fue asesinada en las mismas
circunstancias. La Fiscalía veracruzana
ofreció 1 millón de pesos de recompensa para dar con el paradero de la presunta
homicida, quien hoy está tras las rejas. Otros dos casos muy similares se
registraron también en Tamaulipas y Tabasco.
Muchos nos
preguntamos si son casos aislados o es una banda que se dedica al robo de
menores antes de que sus madres puedan llegar a un hospital.
Desde hace casi
una década, los bebés salen de los hospitales con sus certificados de
nacimiento, precisamente para tratar de evitar sus robos. El que asesinen a las madres para extraerlos
de su vientre pareciera más un acto de mercado negro que psicóticos actuando de
manera aislada.
Es cierto que el
trámite de la adopción es sumamente difícil –así tiene que serlo-, pero tolerar
el robar y asesinar a otra mujer para cumplir su sueño, es igual de vil que
quien lo ejecuta.
Urge que las
autoridades investiguen estos casos pues, desafortunadamente, el asesinato de
Ángela no tuvo ya tanta visibilidad en medios ni indignó de la misma manera
como cuando se registró el primero.
Una vez más, no
debemos y no podemos acostumbrarnos a la violencia, a la barbarie que estamos viviendo
en Veracruz. Ni una más.
@YamiriRodríguez
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