Por Yamiri Rodríguez Madrid
Si no hay un
cambio, pronto, en la dirigencia estatal del Partido de la Revolución
Democrática (PRD) quedará solo el membrete para un cascaron.
Perredistas
destacados, de muchos años, han pedido por todas las vías, a la dirigencia
nacional, que salga Jesús Velázquez y, en su lugar, se de espacio a quienes
verdaderamente quieran recuperar al partido, de todas las corrientes, antes de
que sea demasiado tarde.
Y es que la
actual dirigencia solo fue comparsa del anterior gobierno, como parte de una
coalición electoral que lo llevó prácticamente a los últimos lugares de las
preferencias. Ese 5 por ciento que en 2016 le dieron al panista Miguel Ángel
Yunes Linares, hoy quedó más diluido y ya no les alcanzó para 2018.
No hemos
escuchado una sola palabra de esta dirigencia a pesar de que ya casi
transcurren dos meses del actual gobierno; ha sido más que opaco con el manejo
de sus recursos y, tal vez por eso, hoy está en el ostracismo.
Se ha hecho de
la vista gorda al no dar cauce a las expulsiones de los aún militantes que en
abierto apoyaron a otras opciones políticas, pero no a las suyas.
Mucho menos ha
pedido el esclarecimiento por el asesinato de su ex presidente municipal,
Víctor Molina Dorantes, a pesar de que los meses siguen y siguen pasando. Solo
uno de los consejeros nacionales, Fredy Marcos Valor, alzó la voz.
Y el PRD
veracruzano tiene una multa de 22 millones de pesos que el OPLE le impuso por
no comprobar los gastos de las candidaturas, por lo que mensualmente se le descuenta
el 50 por ciento de las prerrogativas, lo que les deja apenas para poder pagar
la nómina la cual, por cierto, está prácticamente llena de amigos y no de
militantes que puedan sacar al partido del hoyo en que se encuentra.
Si la dirigencia
nacional permite que el malestar siga creciendo, la fuga de militantes será
incontenible. Ya empezaron los primeros, ¿cuántos más dejarán irse?
@YamiriRodriguez
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