Por Yamiri Rodríguez Madrid
Este domingo 8
de septiembre las y los panistas veracruzanos acudirán de nueva a las urnas
para elegir a su próximo dirigente estatal, luego de un largo y tortuoso
proceso, entre el muy cuestionado José de Jesús Mancha Alarcón y Joaquín Guzmán
Avilés, este último el favorito de la contienda.
Y es que las
recientes semanas han sido muy complicadas para Mancha, dado que muchos de sus
correligionarios le han dado la espalda, debido a las prácticas viciadas que se
han dado en el partido, solapadas por él; de ahí que el bloque del Chapo siga
creciendo, con cuadros de connotados y reales panistas, de esos de verdadero
hueso azul.
Dicen los que se
saben que habrán de salir chispas de esta contienda interna y que las alertas
están prendidas ante el temor de que Mancha y los suyos puedan recurrir a
prácticas de mapacherías, inflando el padrón o queriendo embarazar urnas, por
eso estará más que vigilada.
Mancha por sí
solo no representa nada, pero sí quienes están detrás de él, de ahí que se
jueguen todo este domingo los panistas, pues el lejano triunfo del hoy también
empresario de medios, representaría la perpetuidad de un grupo que nada tiene
que ver con los ideales de Acción Nacional. Las candidaturas del 2021 serían
repartidas entre unos cuantos de su selecto grupo, es decir, las mismas caras y
los mismos apellidos. Ningún cambio que pueda atraer más militantes y
simpatizantes a sus filas.
Con Guzmán
Avilés están hoy los panistas de cepa, los que intentan reconstruir al partido
en Veracruz para hacerlo un verdadero contrapeso y una opción de cambio, los
que tienen experiencia, renombre y ayudaron a hacer de Acción Nacional lo que
fue en este estado.
Será, sin duda,
un choque de trenes con mayor ventaja para el de Tantoyuca, aunque nada está
escrito. Veremos entonces de qué cuero salen más correas azules este domingo.
Una muestra clara de lo que será el próximo proceso electoral.
@YamiriRodriguez
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