Por Yamiri Rodríguez Madrid
La semana
pasada, meteorólogos de la Comisión Nacional del Agua (Conagua) dieron a
conocer que en Veracruz se vive la peor sequía en las últimas ocho décadas. En
4 municipios es “excepcional”, en 51 extrema y, en 64, severa; en 201 de los
212 es un problema.
Lo anterior
incidirá, lamentablemente, en el campo, pero también en nuestro día a día.
Si bien en la región
de la capital del estado hemos tenido tormentas durante varios días, también en
cierto que las temperaturas que en este año se alcanzaron fueron inusuales en
la región. Hoy, a diario, el termómetro marca mínimo 30 grados y las noches son
bastante calurosas, incluso después de una tormenta.
Al tomar carretera, basta echarle un ojo
al paisaje para notar que los tonos son ocres, que en algunos puntos son
llamativas las cicatrices que dejaron recientes incendios de pastizales y
forestales; que, a pesar de las tormentas, no hay el verdor de años atrás.
Cuando es visible el Pico de Orizaba,
podemos notar que no tiene ya la misma cantidad de nieve, aún y cuando estamos
a punto de entrar en el otoño y, el Cofre de Perote, ya no tiene su velo
blanco, es café, café, café.
Por eso no es
para sorprenderse de que estemos viviendo la peor sequía, No se enoje cuando el
próximo año, el tandeo de agua se adelante y sea mucho más prolongado. Lejos de emprender una amplia campaña de
reforestación, seguimos talando árboles, para sembrar, el que está en el
camellón del frente porque nos molesta las hojas que tira, el que estorba para
una construcción o ampliación.
Esta sequía en
Veracruz no es un tema menor: cientos de reses han sido sacrificadas, cosechas
están en riesgo, millones de pesos se han perdido; si no tomamos cartas en el
asunto, no solo será la peor en 78 años, sino que en años subsecuentes será ya
una constante, por lo que nuestra propia supervivencia estaría en juego.
@YamiriRodriguez
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