Yamiri Rodríguez Madrid
La semana pasada fue negra para Veracruz en
términos medio ambientales. Por un lado,
tres incendios forestales se registraron en la zona centro de la entidad, lo
que debió devastar hectáreas de bosque de y pastizales. Luego, en el sur del estado, dos incendios de
Petróleos Mexicanos (PEMEX) que, además de lanzar sus gases contaminantes al
aire, cobraron pérdidas humanas. Lo peor es que ni las autoridades ambientales
estatales ni las federales han externado posicionamiento en torno a lo que
sucede en contra de nuestro entorno.
La Secretaría de Protección Civil reportó
que en el paraje “Rancho Las Ánimas” del ejido La Gloria, en Perote, se
registró el primer incidente que afectó al menos tres hectáreas de bosque de
pino y matorral desértico rosetófilo. En La Perla, en la localidad Potrero
Nuevo, del predio Parque Nacional Pico de Orizaba, se dio el segundo y, el
tercero, inició en la presa del Rincón de las Doncellas, en el paraje Rancho
Viejo del Cerro Rancho Viejo, de Nogales, con una superficie afectada estimada
de 50 hectáreas.
Luego, el viernes 23 de febrero, dos
incendios en instalaciones de Petróleos Mexicanos en el sur. El primero, fue en el área del banco de
cambiadores de calor de la planta Combinada Maya de la Refinería Minatitlán.
El otro fue en un equipo de perforación que daba mantenimiento, como parte del
proyecto de rehabilitación de cavidades de la Planta de Almacenamiento
Estratégico Tuzandepetl, ubicada en el municipio de Ixhuatlán del Sureste. Pero
los accidentes de Pemex son una constante y, sin importar la magnitud, nunca,
nunca, nunca hay un manotazo de las autoridades estatales para exigir remediación
de los daños. En la zona norte, por ejemplo,
son constantes los derrames de crudo, pero hay un silencio cómplice.
Sí, genera trabajo, pero Pemex también ha
causado un enorme daño ambiental y, por lo visto, se le va a permitir durante
mucho tiempo más.
@YamiriRodriguez
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