Yamiri Rodríguez Madrid
Desde hace unos meses comenzó, aquí en
Veracruz, la guerra de nombres de quienes pudieran aparecer en las boletas
electorales del 2024, aunque, la gran mayoría son de hombres. Lo que pareciera
pasan por alto los partidos políticos y, muchos de los aspirantes, es que en 2013, el entonces presidente de la
República, Enrique Peña Nieto, fue quien impulsó la reforma al Código Federal
de Instituciones y Procedimientos Electorales (Cofipe), la cual obligó a los
partidos políticos a que mujeres ocupen 50 por ciento de las candidaturas a
diputaciones federales y a senadurías y que las suplentes también fueran mujeres,
evitando así la simulación que atenta contra la igualdad.
Desafortunadamente, al cuarto para la hora
de la elección, los institutos políticos se ponen como desesperados a buscar
mujeres, sobre todo en los municipios donde sus números saben bien que no los
favorecen. Casi ningún partido político
se preocupa por la formación de nuevos cuadros ni de empoderar a sus militantes
mujeres y, en las dirigencias estatales, tampoco las vemos presentes, salvo en
esa cartera de oropel que ponen relacionada con la agenda de las veracruzanas.
Y no, esto no obedece a que no haya veracruzanas con tablas, con ganas de
participar en la política, es que simplemente muchos las invisibilizan o las
atacan por físico u otras cuestiones de género.
¿Cuántos nombres de veracruzanas ha
escuchado hasta ahora que pueden y quieren contender por uno de los cargos que
habremos de elegir en 2024? Le aseguro que con los dedos de una mano podría
usted contarlos, pero de aspirantes hombres, no nos alcanzan ni las manos ni
los pies.
Es urgente que, al ser también las mujeres
el 51 por ciento del padrón electoral, se nos dé mayor representatividad, no
por una obligación nada más, sino por la firme convicción de que Veracruz y
México transitan hacia la equidad.
@YamiriRodriguez
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