Yamiri Rodríguez Madrid
A través de una larga misiva, este martes,
Renato Alarcón Guevara, ex dirigente estatal del PRI en Veracruz, renunció a sus
filas. Las razones fueron muchas, pero
es ante todo la punta del iceberg que se avecina para el tricolor en este
proceso electoral.
Es cierto que, en cierto punto, son
normales las renuncias de militantes; sin embargo, las salidas, en la
dirigencia nacional de Alejandro Moreno han sido muchas y muy representativas,
tanto en el plano nacional, como en los estados y, lo que es lo peor para él,
es que se siguen sumando sin que de su parte haya un ápice para frenar la hemorragia.
Salieron, meses atrás, los senadores
Claudia Ruiz Massieu, Miguel Ángel Osorio Chong, Eruviel Ávila y Nuvia Mayorga.
Renunciaron, pero semanas después dijo que los expulsó (el chiste se cuenta solo). Ahora en los estados han comenzado las
renuncias en cascada, lo que ponen una vez en evidencia su incapacidad de
negociar, las de las dirigencias estatal y, por supuesto, la soberbia como
común denominador.
Renato Alarcón que, insisto, no era una
figura menor dentro del partido, con casi 30 años de militancia, argumentó que
el PRI de Alito está muerto. Sus palabras fueron lapidarias: “asistí a su
entierro cuando permitimos que Alejandro Moreno Cárdenas se quedará en la
Presidencia del Partido; debimos haberlo sacado a empujones, como él saca a
quien le estorba. Por eso me voy del
PRI. Nunca imaginé que pudiera estar fuera de ese partido que desde joven soñé
con dirigir y que tuve oportunidad de hacerlo a nivel municipal y estatal.
Verdaderamente me duele dejar mi
militancia, pero lo hago consciente de que no puedo seguir siendo parte de las
farsas locales y nacionales”.
Cuánta razón hay en esto. Lo más lamentable es que, la de Renato, no
será la única renuncia de estos días. Vienen
más; por goteo o en cascada, pero se van sumando a la debacle del partido. Si
no recomponen el camino a lo más que podrán aspirar en 2024 en el PRI, es a
conversar el registro.
@YamiriRodriguez
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