jueves, 21 de junio de 2012
¿Y el abstencionismo?
Por Yamiri Rodríguez Madrid
Pareciera que a muchos candidat@as, y al propio Instituto Federal Electoral (IFE), no les preocupa los votos nulos que pudieran emitirse en este proceso electoral del domingo 1 de julio, sin embargo, vale la pena revisar las tendencias del abstencionismo en México.
Por ejemplo, en la elección de diputados de representación popular de 1991, la lista nominal nacional era de 36 millones 676 mil 167 electores, de los cuales sólo 24 millones 194 mil 239 ciudadanos votaron, es decir, el abstencionismo fue de 34.03 por ciento.
Ya para el 94, en la elección presidencial, la lista aumentó a 45 millones 729 mil 57 electores, siendo entonces el índice de abstencionismo de 22.84 por ciento.
En 1997, la lista nominal fue de 52 millones 208 mil 966 ciudadanos para la elección de diputados federales y el abstencionismo alcanzó 42.31 puntos.
En la elección presidencial del 2000, los ciudadanos con capacidad de emitir su sufragio fueron 58 millones 782 mil 737 ciudadanos, sin que votaran 36.03 por ciento.
Ya para el 2003, en donde se renovó la Cámara Baja, la lista ascendió a 64 millones 710 mil 596 electores, aunque con un abstencionismo histórico: 58.32 por ciento del total, es decir, 37 millones 742 mil 225 ciudadanos.
Para la pasada elección presidencial, en el 2006, la lista nominal quedó conformada por 71 millones 374 mil 373 ciudadanos y la abstención se redujo a 41.78 por ciento de los electores.
El propio IFE cuenta con un interesante estudio sobre el abstencionismo en México, mediante el cual se intenta buscar las condiciones sociodemográficas, históricas y estructurales que pueden afectar los niveles de participación electoral.
El abstencionismo, sin embargo, -dice el órgano electoral-, es un fenómeno complejo en torno al cual no se han podido poner de acuerdo los especialistas, de manera que no existe una tipología universalmente aceptada para caracterizarlo.
Lo que destaca es el hecho de que a Veracruz se le considere uno de los Estados, junto con Zacatecas, Chihuahua, Michoacán, y Nayarit, en donde el abstencionismo es creciente, es decir, son estados por encima o cerca de la media nacional, que han profundizado su abstencionismo. Este comportamiento es diverso para cada uno de ellos y no corresponde a una fecha en particular. Se trataría de entidades en las cuales habría que profundizar las campañas de votación.
Eso sí, en lo que coinciden los expertos es en una falta de claridad que hay en torno a los alcances y significados políticos del fenómeno, o sea, su importancia en el desempeño de los regímenes democráticos.
Más allá de todo, ojalá que este 1 de julio los mexicanos nos desbordemos en las urnas.
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