Por Yamiri Rodríguez Madrid
Desde la semana
pasada, en la zona conurbada Veracruz-Boca del Río, los habitantes han vivido
la escases de agua, esto debido a los problemas que existen entre el Sindicato
del Sistema Metropolitano de Agua y Saneamiento (SAS) y el Grupo Más por la
reinstalación de mil 200 trabajadores; aunque lo peor, es que no tienen para
cuando solucionarlo.
Ya van dos
sabotajes en la infraestructura hidráulica que dota de agua a la población y el
Grupo Mas, papando moscas: supuestamente la empresa
mixta se formó para brindar a los habitantes de los municipios de Veracruz y de
Medellín de Bravo un “servicio de agua de calidad, que se convierta en un
referente de excelencia tanto en México como en otras partes del mundo”. Ahora su director, Arturo Zorrilla (quien por
cierto tuvo un pésimo papel a su paso por la Comisión Municipal de Agua y
Saneamiento de Xalapa con las constantes fugas y las cuadrillas inoperantes),
reconoce que no tienen la experiencia para manejar y cuidar la infraestructura. Pedirle a la población que denuncie si ve a
personas extrañas cerca de sus instalaciones resulta ridículo.
Y es que cuando
al Grupo MAS se le dio la concesión hizo su compromiso para aplicar “toda su
experiencia y profesionalismo para optimizar el servicio y preparar a las
ciudades para los crecientes desafíos que vivirán a largo plazo”: van más de
diez días y no ha podido dar respuesta.
Los
restauranteros, han puesto sobre la mesa, que cada pipa les cuesta mil 400
pesos pues, ¿quién entraría a un restaurante cuyo baño está peor que el de una
gasolinera?, pero, ¿y las familias?, ¿los enfermos?, ¿los ancianitos y bebés?,
¿la preparación de los alimentos?, ¿los que no tienen cisterna ni dinero para
pagar la pila?
Si en el
hipotético caso de que fuera el sindicato quien esté rompiendo las tuberías
para presionarlos, se trataría de un acto terrorista, pues es atentar
directamente contra la población, pero además pondría de manifiesto la falta de
oficio y pericia de la empresa, para contratar seguridad que vigile las
instalaciones.
Y si no es
el sindicato, ¿Quién es entonces? ¿Quién se ve beneficiado de que el sindicato
parezca el villano?
Resulta un
pecado que siendo un recurso natural no renovable se desperdicie por intereses
monetarios; que padeciendo el tandeo en otros tantos lugares, el agua sea
derrochada a placer de las partes, cuando todo apunta que las guerras en el
futuro serán por el dominio del agua.
Más allá de
todo, ambas partes se están llevado, como se dice coloquialmente, entre las
patas, a los veracruzanos.
@YamiriRodríguez
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