Por Yamiri Rodríguez Madrid
En días pasados,
el Instituto Belisario Domínguez, del Senado de la República, publicó un
estudio sobre las capacidades institucionales de los institutos de
investigación parlamentaria a nivel local en México y, el peor evaluado de
todos es, desafortunadamente, el de Veracruz.
De acuerdo con
dicho análisis, en Veracruz no se ha definido “nada” el perfil de usuarios,
además de que en nuestra entidad tampoco se tiene un padrón de usuarios, ni se
han analizado las necesidades de estos, por lo que no se conoce su grado de
satisfacción.
Además, se
quejaron de que “no se tiene un presupuesto fijo”, “no se le asigna
presupuesto” o “no cuenta con presupuesto propio, sino que su presupuesto se
considera en la Unidad Programática Presupuestaria del Poder Legislativo” o
bien “no se asigna presupuesto determinado, la Junta de Coordinación aprueba
gastos que se van requiriendo”.
Se consigna además que el instituto de
Veracruz tiene pocas relaciones con otras instituciones, aunque sí tienen
convenios firmados; y, además, no han logrado formalizar pertenencia redes o
asociaciones de investigación parlamentaria.
Y aunque hay docenas de asesores muy bien
pagados en el Congreso Local, lo cierto es que esta área, a decir del Senado, en
“poca” medida se tienen suficientes empleados para cumplir con las funciones,
además de que no tienen el perfil para estar ahí, trabajan en promedio 40 horas
a la semana y tienen un ingreso “regular”.
Peor aún es que la llamada Coordinación de Investigaciones Legislativas
del Congreso del Estado, ni siquiera tiene objetivos definidos ni
fundamento jurídico y, ¿sabe usted por qué? Porque para no variar nuestros
diputados no se pusieron de acuerdo, lo dejaron para lo último y esta área
apenas está recién creada, por lo que existe en el papel pero no en el
funcionamiento.
Una más de nuestros diputados locales:
mucho ruido, pocas nueces; mucho sueldo y poco avance…
@YamiriRodríguez
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