Por Yamiri
Rodríguez Madrid
Cuando uno
piensa que ya ha visto lo peor, siempre puede resultar sorprendido en Veracruz,
como ahora, con el asesinato de una joven mujer embarazada, a quien le arrancaron
del vientre a su hija.
Las autoridades
estatales identificaron a la supuesta agresora, y ofrecen 1 millón de pesos a
quien proporcione información que ayude a capturarla, pero más allá de la
reseña de la nota policiaca, lo que este fatídico hecho nos debe obligar es a
reflexionar hacia dónde vamos como sociedad, qué valores le estamos enseñando a
nuestros hijos y cuál es el ejemplo que les damos.
No toda la
responsabilidad la podemos echar a las autoridades, como siempre hacemos, pues
casos como estos obedecen ya no a un desequilibrio mental, sino a una acción
que ni los propios animales, los cuales supuestamente responden a instintos
básicos, serían capaces de hacer.
Unas semanas
atrás, un bebe fue robado de un hospital de la capital del estado. La
secuestradora fue plenamente identificada porque previamente había subido a su
Facebook una serie de fotos del baby shower que fingió. Todo lo tenía planeado. De ahí a matar una
embarazada para robarle a su hijo hay solo un paso; años más de condena.
Antaño en los
penales de Veracruz las historias de las llamadas madres hiena eran mitológicas, escasas, como la de una ex reina del
Carnaval porteño recluida por haber descuartizado a sus pequeños, o la de una
mujer, que ahogó a su bebé en la letrina y paso años tras las rejas en lo que
era la cárcel de Perote.
El caso de esta joven
madre y su pequeña nos ha conmocionado, cimbrado. No nos acostumbremos a esta
violencia, a estas historias de terror; eduquemos a los niños de hoy para no
castigar al hombre de mañana.
@YamiriRodriguez
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