Por Yamiri Rodríguez Madrid
María Graciela
Hernández Iñiguez ha tenido un papel más que tibio como diputada local en la LXV
Legislatura. La panista tuvo su minuto
de fama cuando subió a Tribuna a fijar su postura en contra del aborto por
fomentar la irresponsabilidad entre las jovencitas.
Sin embargo, si
bien está en su derecho de defender la vida, la señora es incongruente pues se
quedó muy calladita después de la despescuezada de patos, este fin de semana,
en Misantla, el municipio donde supuestamente gobierno su papá, Othón Hernández
Candanedo.
Fracturarle el
cuello a una parvada de patos bajo el argumento de ser una tradición, es
simplemente una barbarie. Ni que decir que es una franca violación a la Ley de
Bienestar Animal y al Código Penal Estatal por asesinar vida silvestre, pero
claro, ahí no importa el derecho a la vida.
Difícil se
vislumbra que la Fiscalía Especializada en Delitos y Maltrato contra Animales y
el Medio Ambiente pueda proceder en este hecho, pues al estar Jorge Winckler Ortiz
como titular de la Fiscalía General del Estado y ser aliado del munícipe y su
hija la diputada, a lo mucho, y por presión social, podría haber solo una
amonestación.
Sin embargo, los
activistas y la sociedad en general están muy molestos con el “festejo” de esta
comunidad misanteca que, por cierto, ya se tornó nota nacional por su
salvajismo.
Bien haría la
novata diputada en ponerse a estudiar las leyes pues no es lo mismo administrar
la tienda de materiales familiar, que intentar construir ordenamientos legales,
sus reformas y adiciones.
Ahí le encargo a
la diputada Marigraz el artículo 28 de la Ley de Bienestar Animal porque creo
que nunca la ha leído. Ojalá le regale una copia a su padre el presidente
municipal y que este hecho que toleraron no se vuelva a repetir si es que en
verdad se considera una defensora del derecho a la vida.
@YamiriRodriguez
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