Por Yamiri
Rodríguez Madrid
De todos es
sabido que el Estado de Veracruz ocupa el primer lugar nacional en incidencia
de feminicidios. Hay, también, un alto porcentaje de veracruzanas, sin importar
la clase social y la edad, que sufren de violencia de género. Prácticamente todos los días hay familias
buscando a una de las suyas que desapareció.
Las cifras del
Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública,
correspondientes apenas al pasado mes de enero, arrojan una baja estatal en
este delito: 3 de los 72 feminicidios perpetrados en el país, aunque no se
puede pasar por alto que recientemente la Fiscalía veracruzana implementó una
reclasificación propia de este delito; de ahí que los feminicidios documentados
en los medios de comunicación, así como por las organizaciones no
gubernamentales, no concuerden con la cifra oficial.
Ante esta situación,
la lucha feminista en Veracruz se ha consolidado y se ha expandido. Cada día hay un mayor número de colectivos
que se suman a una sola voz que exige justicia ante tanta violencia contra las
mujeres, pero también piso parejo en oportunidades para niñas y jóvenes.
Por el trabajo
que todas estas mujeres realizan, cada vez que hay un movimiento nacional,
Veracruz se suma a través de marchas y demás acciones, por lo que el paro
anunciado para el próximo 9 de marzo tiene su cuna en nuestro estado.
Desafortunadamente,
como ha pasado ya en varias administraciones, el Instituto Veracruzano de la
Mujer es solo como un florero, callado y absorto ante toda la crítica situación
que vive la mujer en Veracruz, más aún cuando a nivel federal se han metido en
un brete al politizar un genuino y justo movimiento que lo que exige es un alto
a la violencia, ni una más como es la consigna a la que muchos hacen oídos
sordos.
Junto con las
asesinadas de Juárez, ésta es la peor crisis que como mujeres hemos vivido en
los últimos tiempos en el país y Veracruz, no ha podido escapar de esto.
@YamiriRodriguez
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