Por Yamiri
Rodríguez Madrid
Aunque es
cerrada la disputa para ver quién es el secretario más nefasto e ineficiente
del gobierno veracruzano, el de Salud, Roberto Ramos Alor, le lleva ventaja a
otros de sus compañeros, como al titular de Gobierno, Eric Cisneros Burgos,
quien de plano la trae contra la prensa veracruzana que no le aplaude su “trabajo”.
En una más de
sus ocurrencias y desatinos, el Secretario de Salud declaró que en sus tiempos
no se fumigaba para combatir el dengue, sino que el hombre de supuesta ciencia
quemaba cáscaras de coco y, en algunos casos, hasta basura; ya sabe,
recomendaciones de una agenda progresista que se preocupa por el cuidado del
medio ambiente ante una crisis que en 2019 los sacó de balance.
Ésta no es la
primera vez que Ramos Alor hace gala de su incapacidad, de su falta de
sensibilidad y destreza política. Ni que
decir que vaya, un hombre que a todas luces tiene un sobrepeso mayúsculo, es el
encargado de procurar la salud en un estado que ocupa los primeros lugares en
obesidad, diabetes e hipertensión. Se parece tanto a cuando en el alemanismo,
el encargo del Deporte en el Estado, Carlos Sosa, no podía dar más de 10 pasos
sin agitarse debido a su obesidad.
¿Qué más esperan
en Veracruz para remover de su cargo a Roberto Ramos Alor? Ha sido señalado de
nepotismo, del que se hicieron de la vista gorda; ha sido indolente ante el
desabasto de medicamentos aun y cuando las manifestaciones con razón de los
familiares de enfermos han sido una constante y ha generado una de las crisis
que enfrenta este gobierno. Es decir, lejos de ayudar al gobernador Cuitláhuac
García Jiménez, es la causa de uno de los varios problemas que enfrenta: es
preferible amputarse un dedo, a que se le gangrene el brazo.
@YamiriRodriguez
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