Yamiri
Rodríguez Madrid
Cada vez son más frecuentes las quejas por
la falta de agua en la capital veracruzana. Los tandeos se prolongan y, peor
aún, es más evidente la contaminación que padecen los cuerpos de agua en Xalapa
y la región. Por ende, las quejas contra la Comisión Municipal de Agua y
Saneamiento (CMAS) no paran.
Es cierto que el servicio es por demás deficiente. Va para una semana que sobre el boulevard
Porfirio Díaz, el que conecta a la carretera federal con la Central de Abastos,
hay una alcantarilla destapada. Un alma
caritativa le metió una rama grande para que los automovilistas no dejen ahí la
suspensión, pero de las cuadrillas ni sus luces. Los cobros desmedidos son el
pan nuestro de cada día, aunado a que la gente se queda sin agua sin aviso alguno,
al menos para que tomen sus previsiones.
Pero la otra parte es el desperdicio que
muchos hacemos en casa del agua, como si se tratara de un recurso renovable;
desde la que lava diario el frente de su casa a manguerazos o el coche, o hasta
el que se intenta robar el vital líquido. La contaminación de los cuerpos de agua,
esa llega por nuestra cuenta y de nadie más.
Para que usted dimensione lo anterior,
revisemos cómo están los ríos de la región.
El río Pixquiac no sólo está contaminado y representa un riesgo para las
personas, pues los drenajes son arrojados directamente. Eduardo Aranda Delgado, integrante de la
organización Amigos del Pixquiac, afirmó que si bien 600 partículas de E. Coli
por cada 100 mililitros es el nivel máximo aceptable para poder meterse a esa
agua, en este río 20 mil o 30 mil por cada 100 mililitros.
El río Carneros y el río Sedeño, están por
las mismas. El río Los Pescados, en Jalcomulco, contaminado y, salvo los activistas,
nadie más hace nada. Si autoridades y ciudadanos no tomamos conciencia ya de
las implicaciones que desperdiciar el agua y contaminarla, en unos años más estaremos
totalmente inmersos en una crisis de la que ya no podremos salir.
@YamiriRodríguez
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