Yamiri
Rodríguez Madrid
La elección interna en el PRI se está
calentando. Marlon Ramírez Marín se
va, aunque el dirigente nacional, Alejandro Moreno Cárdenas haya hecho circo,
maroma y teatro para quedarse hasta el 2024.
Hoy hay varios aspirantes a dirigir la tercera fuerza política en Veracruz,
varios de los cuales sinceramente dan risa, ternura y hasta pena.
Empecemos por el hecho de que Ramírez Marín
terminó de llevar al PRI al fondo; que esperemos por sus militantes, lo hayan
ya tocado y puedan comenzar a emerger a la superficie. Los números hablan por sí solos. Solo conservan tres curules locales -plurinominales-,
cuando años atrás eran la mayoría absoluta; los ayuntamientos que gobiernan no
son los más importantes, por el contrario, se quedaron con los más pequeñitos. Ganaron una sola diputación federal y, en el
Senado, no hay un solo escaño para los priistas veracruzanos. Claro, sería
ilógico responsabilizar solo al porteño de los pésimos resultados; fue una
debacle que inició por malos gobiernos, gobiernos corruptos; muchos políticos
huecos, pero estridentes y Ramírez Marín, simplemente cuando llegó a la
dirigencia, no metió las manos para no terminar de arrastrar las siglas.
Hoy, quien llegue, tiene una
responsabilidad enorme. No basta con
querer, sino hay que poder, y hay que demostrar capacidad y resultados. Hay que ser también factor de unidad y no de
división y gozar de buena fama pública.
La cuota de género no basta por sí
sola. Se puede ser mujer y querer
sacar ventaja de eso, pero si una buena parte del partido la repudia, entonces
no hay cabida, como sucede con la ex presidenta municipal del Puerto, Carolina
Gudiño Corro, quien piensa que puede desaparecer y cuando regresa, las y los
priistas la están esperando. Echa por delante el grupo que supuestamente la
cobija, pero ni así le puede alcanzar.
Ramírez Marín intenta dejar a su alfil, el
titular de Comunicación Social, Ramón Reyes, quien por cierto en el pasado
proceso electoral trabajo con la candidata de otro partido político, el PANAL, July
Sheridan. Podrá querer, pero hay que reconocer que no es un factor de arrastre;
vaya usted a saber si los seccionales del PRI lo conocen si quiera. Adolfo
Ramírez Arana se apunta en cada proceso para el espacio que sea. Nunca se ha distinguido por sus resultados,
pero sí por sus escándalos, desde que era dirigente estatal del Frente Juvenil
Revolucionario.
Fernando Kuri es una de las cartas
fuertes; no tiene escándalos, ha estado caminando desde hace más de un año sin aspavientos.
Las y los priistas están en la cuenta regresiva; si quieren en verdad poner al
partido de pie, debería ser la militancia quien elija a el que los represente.
Alito dirá.
@YamiriRodriguez
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