Yamiri Rodríguez Madrid
Las redes sociales han revolucionado la manera en que nos
comunicamos, informamos y entretenemos. Sin embargo, también se han convertido
en un peligro latente para los menores de edad, quienes navegan sin
restricciones -la gran mayoría-, en un mar de contenidos y relaciones
potencialmente peligrosas.
En Veracruz, la amenaza es real y está cobrando víctimas
silenciosas: organizaciones civiles han detectado que grupos delincuenciales
están enganchando a niñas, niños y adolescentes a través de estas plataformas,
y en muchos casos de desapariciones de menores, Facebook ha estado presente
como un factor común. Sin estereotipar,
se han dado numerosos casos donde niñas y jovencitas conocen a “alguien” por
Facebook e Instagram y resultan ser tratantes de personas o, simplemente, se
las traga la tierra.
El acceso de los menores a internet es prácticamente
universal. De acuerdo con el INEGI, en 2023, los niños y adolescentes de México
pasan en promedio cinco horas al día en redes sociales, sin supervisión adulta
en la mayoría de los casos. Esto los deja expuestos a riesgos como el
ciberacoso, el contacto con desconocidos y la manipulación por parte de grupos
criminales que se aprovechan de su vulnerabilidad.
El problema no es exclusivo de Veracruz, pero la entidad
enfrenta una crisis particular. Cada vez más menores son atraídos con falsas
promesas de empleo, amistad o incluso relaciones sentimentales a través de
plataformas como Facebook, Instagram y TikTok. Las cifras son alarmantes: tres
de cada diez menores han recibido invitaciones para encontrarse con extraños en
persona, y una proporción similar ha sido presionada para compartir información
privada o fotografías comprometedoras. Estos datos reflejan una realidad
preocupante que no puede seguir siendo ignorada.
Las consecuencias de esta exposición incontrolada van más
allá de la desaparición de menores. El ciberacoso, la ansiedad y la depresión
están en aumento. Querétaro ha puesto el ejemplo. Esta semana, el gobernador Mauricio Kuri González
presentó una iniciativa para prohibir el uso de las redes sociales en los
menores de edad y solo de 14 a 17 pueden hacerlo con autorización de los papás,
aunado a que los teléfonos están prohibidos en las escuelas. ¿Cuántos casos de acoso cibernético no se han
dado, de grabaciones de riñas entre alumnos, hasta burlas a los maestros,
además de que es un distractor?
Veracruz no puede esperar a que las estadísticas sigan en
aumento para tomar cartas en el asunto. Es urgente que se implementen políticas
públicas que protejan a nuestros niños y jóvenes como lo ha hecho Querétaro. No
basta con advertencias y campañas de concientización. Se necesitan medidas
concretas como regulaciones que limiten el acceso de los menores a redes
sociales, herramientas de verificación de edad y mayor responsabilidad por
parte de las plataformas digitales para prevenir la explotación de los menores.
Querétaro ya ha dado un paso adelante en este sentido, Veracruz debe seguir
este ejemplo y tomar medidas contundentes antes de que el problema se salga de
control.
Veracruz no puede darse el lujo de seguir ignorando esta
crisis. La seguridad y el bienestar de nuestros niños y jóvenes están en juego.
Es momento de actuar con determinación y urgencia antes de que sea demasiado
tarde.
@YamiriRodriguez
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