Por Yamiri Rodríguez Madrid
La semana pasada,
en la Ciudad de México, la Secretaría de Gobernación presentó el libro “La
violencia como causa de desplazamiento interno forzado. Aproximaciones a su
análisis en México”, un tema que, para Veracruz, se torna cada día más
complejo, tal y como sucede en diversos municipios del sur y norte de la entidad.
Durante la
presentación de ésta publicación, los expertos subrayaron que la presencia de
dicho fenómeno no se reduce solamente al llamado “Triángulo Dorado” de
Chihuahua, Durango y Sinaloa, que durante muchos años se negó, sino que hoy ya
está en otras partes del país, lo cual incide además en el aprovechamiento del
potencial productivo, social y cultural del país y que, por ende, afectan la
economía local y nacional.
Incluso, hace
unos días, la Cámara de Diputados aprobó una adición al Código Penal Federal a
fin de imponer de 6 a 12 años de prisión, así como una multa económica, a
quienes incurran en el delito de Desplazamiento Forzado Interno, es decir, a
quien obligue a otro o a otros a dejar su lugar de residencia pues en el
país, de acuerdo con el Informe
Desplazamiento Interno Masivo en México, de la Comisión Mexicana de Defensa
y Protección de los Derechos Humanos, de 2006 a 2017, se registraron 329 mil
917 eventos de traslado forzado, equiparando a México en el “contexto de
naciones con conflictos bélicos como Palestina, o de violencia generalizada como
Honduras y Guatemala”.
Sin embargo, dado que la violencia en el
estado y en el país se ha recrudecido, los números de desplazados internos por
la violencia, para evitar ser blanco de la delincuencia, podría ser mucho
mayor. Aquí en Veracruz basta darse una vuelta
por cualquier colonia o fraccionamiento de las principales ciudades, para darse
cuenta del número de viviendas que están, sin suerte, en venta o en renta, o
bien abandonadas porque sus propietarios han decidido mudarse a estados con
menor incidencia delictiva, como Yucatán, ante la ola de sangre que hay en el
nuestro.
Aunque no se presentaron cifras actualizadas
en torno al desplazamiento forzado por la violencia, bien valdría la pena que
las universidades pudieran comenzar a colaborar con observatorios que den un
seguimiento puntual y metodológico al problema creciente que enfrentamos.
Una raya más al tigre de los problemas que
aquejan a los veracruzanos.
@YamiriRodríguez
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