Por Yamiri Rodríguez Madrid
No son solo las
cifras de homicidio provocadas diariamente por el crimen organizado; es la podredumbre
en la que como sociedad vivimos en el estado de Veracruz. Uno de los más
recientes ejemplos se dio la semana pasada en el sur de la entidad, en Las
Choapas, en donde el pequeño Sergio, de apenas 11 años, fue asesinado por un
vecino del rumbo donde vivía.
Una verdadera
tragedia: ayudaba a su padre, albañil de oficio, en las obras donde trabajaba.
Ese fatídico día, lo mandó de regreso a su casa, en una bicicleta, a buscar
algo. En el camino lo interceptó su asesino, un adicto y ex convicto, que lo
retuvo en su vivienda para después arrebatarle la vida. Sus padres,
desesperados, lo buscaron tocando casa por casa en la colonia Aviación. Incluso
cuentan que lo buscaron en la del propio agresor quien negó haberlo visto,
mientras lo ocultaba en su cuarto.
Mucha gente,
como la familia de este niño, ya no cree en la justicia en Veracruz, porque el
homicida ya había matado a alguien más, pero su familia logró sacarlo de la
cárcel la primera vez y ahora buscan alegar que por su adicción a las drogas es
ya un enfermo mental. Si no lo meten preso, sentencia la familia, harán
justicia por su propia mano, sin importarles las consecuencias.
Esa misma rabia,
esa impotencia, es compartida por muchos otros más veracruzanos, por tantos
crímenes que con mayor frecuencia se cometen y nos hacen preguntarnos si la
falla no viene desde nosotros mismos como sociedad: mujeres embarazadas que son
asesinadas para quitarles a sus hijos aún no nacidos, abusos sexuales contra niñas
y niños, asesinatos que son indescriptibles por la saña con que los cometen.
¿Se han perdido los valores? ¿ya no hay respeto ni temor por nada? ¿qué le
estamos enseñando a las nuevas generaciones y hacia dónde vamos como sociedad?
Esas no son preguntas para la autoridad, sino para cada uno de nosotros. Hoy
Veracruz está en la barbarie.
@YamiriRodriguez
No hay comentarios:
Publicar un comentario