Yamiri Rodríguez Madrid
Al igual que se repartieron
dentro del PAN los cargos y candidaturas a los hermanos Yunes Márquez, se reparten
hoy las denuncias. En política, ser
hijo de, siempre facilitará el camino.
Miguel y Fernando nunca tuvieron que volantear, ni ir a cruceros de
activación, mucho menos pintar bardas, para ser tomados en cuenta: con el
simple hecho de ser hijos de Miguel Ángel Yunes Linares las puertas se abrieron
sin dificultad.
Miguel Ángel fue diputado local,
por el PAN, antes de cumplir los 30. De ahí, su carrera nunca se detuvo y en
menos de 20 años de trayectoria logró ser candidato a gobernador, hazaña que
pocos, muy pocos logran. La historia de su hermano Fernando es muy similar:
diputado local, senador y presidente municipal sin mucho esfuerzo. Omar no tiene cargos ni ha sido candidato
porque no ha querido, sino, serían ya la trinidad azul ¿Cuántos políticos
logran hilar tantos cargos y candidaturas al hilo sin ser hijos de? Claro, los hermanos Yunes no son los únicos;
casos como estos hay muchos en el estado y, por supuesto, en el país, de todos
los colores y credos.
Pero dicen que en el pecado viene
la penitencia y los problemas políticos de los padres son transferidos también
a los hijos. Ahora es Fernando Yunes
quien enfrenta un proceso legal previo a su toma de protesta, en noviembre,
como diputado local plurinominal. Se dice perseguido político y echa por
delante que es padre de tres hijos, cuando en ninguno de los encarcelamientos
del bienio panista fue punto de consideración si eran padres o madres de hijos
chicos o grandes, la edad, condición médica ni nada por el estilo: la ley es la
ley.
Aun con la complejidad de su
caso, todo parece indicar que su padre, el exgobernador, será quien asuma como
senador al ser suplente de su hijo. Y si
piensan que podrán ingeniárselas para rendir protesta en septiembre y en
noviembre y ya con el fuero tocar base, sigue la opción del juicio para
desaforarlos. Este caso va para muy muy
largo.
Otros yunistas ya sienten el
calor de las brasas. El exsecretario de Gobierno, Rogelio Franco Castán, quien
ya estuvo encarcelado, ha tramitado un amparo ante el temor de volver a ser
encarcelado y otros más ya han puesto pies en polvorosa. La moraleja de todo
esto es que ser hijo de abre puertas, pero también puede ser una condena política. No solo es hijo de tigre, pintito; también
aplica hijo de tigre, manchado.
@YamiriRodriguez
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