Por Yamiri Rodríguez Madrid
Una vez más,
el fiscal veracruzano, Jorge Winckler Ortíz, se metió en camisa de 11 varas al
bloquear de su cuenta de Twitter a varios reporteros de la zona conurbada
Veracruz-Boca del Río.
Incluso,
algunos habían externado la necesidad de que la Comisión Estatal de Atención y
Protección a Periodistas (CEAPP) interviniera, pues lo consideran un ataque a
la libertad de expresión.
El fiscal
argumenta que al existir una cuenta oficial, la de la Fiscalía, desde donde
surge la información que la fuente necesita, puede bloquearlos, aunque hay el
caso de un abogado en Sonora, quien interpuso un amparo para que el presidente
municipal –también panista-, de Nogales, lo desbloqueara de su cuenta de Twitter.
@RACZOBLUE,
quien además es experto en Acceso a la Información Pública, argumentó que la
acción del alcalde David Cuauhtémoc Galindo Delgado, era violatoria de los
artículos 1, 6, 14 y 16 de la Constitución Política de los Estados Unidos
Mexicanos, y el juez le dio la razón.
Así, el
argumento de Winckler una vez más es endeble y aunque la CEAPP no es el
organismo encargado de “llamarle la atención”, si los periodistas se aferran
podrían seguir el mismo camino del caso sonorense, el cual sienta ya un precedente
en el país, pues el Fiscal no debe olvidar que para mala fortuna de los
veracruzanos, es servidor público desde el pasado 1 de diciembre y como tal,
debe comportarse.
Aunado a lo
anterior y por donde lo quiera ver, es políticamente incorrecto su proceder,
porque en un estado que se destaca a nivel internacional por el número de
asesinatos de periodistas, quien procura la justicia no puede ser el primero en
darles un portazo.
Pero más allá
de que sí nos sigue o no en Facebook o Twitter, lo que debemos exigirle a Jorge
Winckler es que deje las redes sociales y le dé a la Comisión un reporte de
cómo va el avance de las investigaciones de robos, amenazas, lesiones y
asesinatos de reporteros en el estado, desde los tiempos de Duarte y en estos.
Así, en una
administración donde el sello distintivo ha sido la frivolidad, el impulso del
hígado y una forma de comunicar empírica, no se le pueden pedir peras al olmo.
@YamiriRodríguez
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