Por Yamiri Rodríguez Madrid
La semana
pasada, en el Congreso Local, quedó demostrado el nivel que tienen muchos de
nuestros “representantes populares”.
Antaño, para ser
diputado, antes que nada, había que ser político, es decir, un perfecto
conocedor de estas artes, orador nato, carácter firme, operador hábil por arriba
y por debajo de la mesa, con un respaldo si era necesario amagar, ampliamente
conocido, entre otras cualidades. No importaba si provenía de un sector obrero
o campesino, era el señor diputado y, como tal, se comportaba.
Pero eso ha
quedado atrás. Hoy cualquiera, puede
ocupar una curul, sepa o no de lo más mínimo que pasa en el país y en el estado
de Veracruz, como la legisladora local de Morena, Ana Miriam Ferráez Centeno.
Haciendo gala
del dicho de que la ignorancia es atrevida, valiente subió al pleno, intentando
infructíferamente presentarse, en una de sus primeras intervenciones, como una
diputada dura, combativa, que podía poner a cualquier otro en su lugar.
Pero le salió el
tiro por la culata pues cuando el panista Omar Miranda usó la Tribuna para
criticar la invitación que hiciera el próximo Presidente de la República a su
homólogo venezolano, Nicolás Maduro a su toma de posesión –tema que por cierto
nada tiene que ver en el Congreso Local, pero lo hizo para justificar
presencia-, salió la xalapeña a responderle.
El colmo fue que
lanzó una crítica sobre el desconocimiento de la política internacional y ella
ni siquiera recordaba cómo se llamaba el ex presidente de México, Vicente Fox
Quezada, además de que confundió al ex mandatario cubano, Fidel Castro, con el
venezolano, Hugo Chávez, sin darse cuenta de su garrafal error, lo que provocó
una serie de risas y abucheos. Ya ni
mencionar su pobreza discursiva igualita que la del diputado local del PRI,
Juan Carlos Molina Palacios quien, para hacer una crítica a la inoperatividad
de la Sedarpa, tuvo que recurrir al lenguaje soez.
Y no se vale
escudarse en el hecho de que es un líder agrario y así habla la gente del
campo, porque por el congreso veracruzano han pasado muchos líderes campesinos,
obreros y demás, y jamás habían soltado una expresión irrespetuosa como esa,
desde un recinto donde supuestamente se hacen leyes.
No es violencia
política de género en el caso de la primera, es, al igual que en el segundo,
una lamentación por el bajísimo nivel de muchos de nuestros congresistas,
improvisados, ignorantes del quehacer legislativo. Antes de subir a la Tribuna,
por respeto a los veracruzanos, prepárense, empápense del tema de lo contrario,
solo hacen el ridículo nacional y hoy, con la memoria digital, sí que quedarán
sus errores para la posteridad.
@Yamirirodriguez
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