La prensa libre -ha dicho Deborah Potter, ex directora de la Fundación de Directores de Noticias de Radio y Televisión en los Estados Unidos-, tiene un enorme poder si éste se define como la capacidad de influir en otras personas.
En las democracias, los medios de noticias suelen tener derecho de publicar la información sin previa aprobación del gobierno. En muchos países hay garantías legales para que los periodistas puedan ejercer ese derecho. Pero todo derecho implica responsabilidades. La responsabilidad fundamental de los periodistas en una sociedad libre es informar, comunicar las noticias con precisión e imparcialidad, es decir, ejercer el periodismo ético.
En una sociedad libre –y cito ahora La Declaración de Chapultepec de 1994-, la opinión pública es la que premia o castiga a gobernantes o a medios. En ciertas ocasiones falta ética en el periodismo lo cual se traduce en un circulo vicioso.
Pero hoy en día, más allá del estado ideal del periodismo, de una idílica relación entre prensa y gobierno, se plantean nuevos desafíos para el periodismo: la incorporación de las nuevas tecnologías a la labor cotidiana.
Sandra Crucinelli, periodista argentina, ha dicho que “la creciente potencialidad de la Web y la aparición de las herramientas digitales funcionales al periodismo hicieron posible demostrar, empíricamente, que sin demasiados recursos económicos y solo a fuerza de voluntad, no solamente se pueden hacer descubrimientos aislados, sino también, crear un medio digital e imponerle esa impronta: la de contener información no conocida, no difundida, sumergida en las entrañas de la Web, casi como esperando por ser expuesta bajo la luz de la opinión pública”.
En ese sentido, la mayoría de los reporteros latinoamericanos tenemos páginas personales, blogs temáticos, medios digitales propios o trabajan en salas de redacción donde los recursos no abundan.
Twitter y Facebook, por citar solo dos de las múltiples redes sociales que a diario producen noticias, no vienen a competir con el quehacer de la radio y la televisión. Muy por el contrario nos abren canales de comunicación con una mayor audiencia, con un auditorio mas critico, más agudo como los son los jóvenes.
Pero cuidado, porque esa voraz competencia que se medía en raiting, audiencia u hoy en followers nos puede hacer caer, como medios de comunicación, es desvaríos. Para muestra un botón: dar a conocer cierta información en línea sin siquiera haberla confirmado puede generar el caos entre los ciberlectores
La utilización de motores de búsqueda como google, yahoo, bing o cuil y otros más sofisticados y menos conocidos contribuyen de manera exitosa al periodismo de investigación, sobre todo ahora cuando las puertas de la transparencia y acceso a la información están comenzando a abrirse.
La pregunta entonces es ¿qué tan preparados estamos para incorporar en el trabajo que hacemos a diario en Xalapa, Veracruz o Papantla, métodos de filtrado mediante operadores, E-books de libre descarga que nos soporten un tema, o interfaces amigable para musicalizar en la radio o la televisión?
De acuerdo con los expertos en nuestros días, hay una enorme brecha entre el periodista que domina las herramientas digitales y aquel que no lo hace. Lamentablemente muchos reporteros latinoamericanos no dominan el inglés y esto marca una diferencia importante con relación a quienes tienen esa capacidad.
Ante la respuesta que cada uno debemos tener es necesario entonces retomar la verdadera razón de ser del Colegio de Periodistas a objeto de que sea este organismo un soporte real para la gente de medios. Hoy más que nunca este debe de promover incansablemente una serie de cursos de capacitación que nos permitan adentrarnos en el mundo de la tecnología con cursos no sólo presenciales, sino también a distancia, que, por cierto, cientos de organizaciones reconocidas ofrecen hasta de manera gratuita. Adecuándolos siempre, claro, a los salarios que se perciben.
Pero además, el facilitar a muchos reporteros empíricos concluir sus estudios, certificar lo que la escuela de vida les ha dado, o enseñarles inglés, nos permitirá terminar también con muchos viejos vicios y abrir las puertas a una nueva visión del periodismo.
¿Cómo se puede ser líder de opinión, cómo se puede hablar de un periodismo de calidad cuando nuestro propio gremio se encuentra estancado?
No puedo concluir mi intervención sin destacar lo positivo que es que por primera vez los que hacemos la noticia diaria, nos sentemos en esta mesa para hacer un autodiagnóstico de la comunicación en nuestro estado, para que a través de una lluvia de ideas se pueda conjuntar una estrategia que permita a Gobierno y a medios caminar en la ruta de la pluralidad, de crítica constructiva en pro de los veracruzanos.
Asumamos compromisos bilaterales. Por el lado institucional, la continuidad del respeto a la libertad de expresión. Por nuestra parte, de evitar el sensacionalismo, el rojo y el amarillo en nuestros titulares, de profesionalizarnos para ofrecer calidad informativa y no cantidad.
Y es que como escribió el ex editor de la cadena de TV estadounidense CBS News, Ed Bliss: “Las palabras se pronuncian y a partir de entonces son irrecuperables”.
Veracruz, Ver. a 2 de marzo de 2011.
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