...Interpretación del texto de Louis Favreau
El eje en el cual el sociólogo canadiense Louis Favreau centra su artículo es en la importancia que desde la década de los noventas han tomado las Organizaciones No Gubernamentales (ONGS) en el contexto internacional.
En todos estos años la sociedad civil se ha organizado en diversos grupos para defender intereses comunes que los gobiernos de los países han relegado a un segundo término llámese desigualdad social, medio ambiente o paz.
Si bien el catedrático de la Universidad de Québec deja en claro que sería “romántico” el pensar que será lo sociedad civil quien tenga el control en el orden internacional, plantea ejemplos en el escrito de cómo algunos países han sentado precedentes en este nuevo ordenamiento como por ejemplo con Brasil con Ignacio Lula Da Silva.
Estos nuevos frentes que se han conformado han sido un agente rejuvenecedor de la política al intentar incrustarse en esta pues forman parte de estos mujeres, jóvenes, ecologistas, todos con un fin común: la lucha por los derechos. Antaño la lucha social la daban los partidos políticos y los sindicatos regularmente. Hoy sus redes se han extendido más allá de las fronteras de sus países como la Cruz Roja Internacional, Greenpeace o Amnistía Internacional.
En la actualidad existe un sinnúmero de organizaciones no gubernamentales que en los diferentes continentes luchan por abolir la violencia de género, el hambre, la pobreza y las enfermedades y que han podido conformar muchas de estas amalgamas financieras con gobiernos o grandes corporativos transnacionales.
Más prevalece otro frente, aun más poderosos, el que considera que la economía está sobre la sociedad, el que se preocupa porque las grandes empresas puedan encontrar facilidades de extender sus dominios en otros países, otro frente que considera que el dinero todo lo puede.
Sin embargo, este mismo grupo no ha ignorado la lección que bien aprendió el ex presidente de Tanzania Julios Nyerere: no se pueden derrocar los gobiernos locales ni desaparecer las cooperativas; y es que en el nuevo acomodo internacional que se está dando las municipalidades, los gobiernos locales representan un empuje en el ordenamiento.
De esto hay muchos ejemplos que si bien no representan en lo más mínimo una amenaza para las grandes potencias financieras, si son un resorte para las sociedades de esas comunidades y en las cuales mucho tiene que ver el poder ciudadano.
La sociedad civil se ha organizado para abrir bancas que permitan acceder a créditos a quienes menos tienen generando así una derrama económica tal vez con la implementación de un negocio que a su vez redundará en las cifras de desnutrición (sólo cito un ejemplo).
Aun faltan muchas décadas quizá para que por fin se puedan reducir las brechas económicas entre las naciones más poderosas más el binomio democracia-desarrollo es hoy por hoy un factor que no se puede pasar por alto por ninguna de las naciones que aspiren a estos objetivos.
Louis Favreau plantea además tres enfoques del debate con respecto al futuro del desarrollo social: la visión neoliberal, la social-estatista y la solidaria.
En la primera de ellas hace referencia a que el desarrollo social esta siempre condicionado a las leyes de mercado (la economía por encima de la sociedad de nueva cuenta) y tiene su mejor ejemplo hacia la década de los 80’s y 90’s bajo el modelo de estado benefactor. El Fondo Monetario Internacional (FMI) incluso en 1995 reencaminó su política hacia la filantropía, brindando ayuda a los países pobres.
En el caso de la visión social-estratista se trata de una teoría opuesta a la primera en la que el Estado fija una especie de escudo contra todos aquellos proyectos que pudieran atentar contra su vulnerabilidad: no a la descentralización del servicio público en las regiones.
Afortunadamente esta postura en los últimos años ha perdido fuerza debido a que se comprobó que el burocratismo fue por décadas un freno nato para el desarrollo social.
Ahora bien, a la visión solidaria se le puede considerar los cimientos de colaboración entre estado y comunidades locales, es decir, el estado fungiendo el rol de palanca de empuje; es por esto que desde hace dos décadas aproximadamente comenzaron a gestarse las políticas públicas, unas con éxito, otras no, en materia de salud y servicios públicos por mencionar algunas.
En este rubro se consideran pioneros de políticas públicas regionales a Perú, Malí, Brasil y Sudáfrica y aunque algunas de estas naciones han sufrido tropiezos en algunos momentos, continúan empujando la conformación de este movimiento ciudadano internacional.
Lo que hay que resaltar es que para cumplir con esta visión a cabalidad –comunión entre estado y sociedad civil-, no se requiere de un estado poderoso sino de uno plural y democrático, que realmente tenga la intención de trabajar por reducir las brechas diferenciales entre sus pobladores.
Es por lo anterior que no hay que perder de vista el papel que las municipalidades han tenido, tienen y tendrán en los sucesivo en el plano socio-económico pues tal y como inicia el artículo el responsable del sector de Economía Social del Centro de Investigaciones sobre las Innovaciones sociales en Economía Social, Empresas y Sindicatos, parafraseando el proverbio burkinés: cuando las hormigas se juntan, pueden transportar un elefante.
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