Por Yamiri Rodríguez Madrid
Ni las cartas
de Franz Kafka a Felice Bauer o las misivas entre Diego Rivera y Frida Kahlo,
se han leído tanto como las que recientemente han escrito los integrantes de la
pasada administración veracruzana, empezando por el ex gobernador, Javier
Duarte.
Evidentemente, recluidos, tienen mucho
tiempo para pensar, elucubrar y ávidos por los reflectores, ahora se dedican a
escribir cartas a algunos medios en las que como el Pepe el Toro, son
inocentes.
Arturo Bermúdez Zurita, ex secretario de
Seguridad Pública fue el primero, y figuró con una que, más que carta parecía
recado de niño de primaria, para echar lodo y grilla.
La semana pasada fue el ex mandatario
veracruzano para avisar que se ponía en huelga de hambre por considerarse un
preso político y pedir justicia y clemencia para sus ex colaboradores también
en el tambo.
La noche de este martes hizo lo propio
uno de sus ex secretarios de Finanzas, Mauricio Audirac Murillo, el mismo que
agarraron en Puebla vestido de diseñador de pies a cabeza y calzoncillos,
arremetiendo contra Duarte y culpándolo de su destino.
Lo cierto es
que el hecho de que Audirac esté preso no es por la DESHONETIDAD de Duarte -y
lo escribo con mayúsculas porque es el colmo que un contador con maestría tenga
tremendas faltas de ortografía-, pues desde hace muchos años ya tenía muy mala
fama.
De ser el
auditor consentido en el sexenio de Fidel Herrera Beltrán, pasó a ocupar el
Órgano de Fiscalización Superior (Orfis), siendo juez y parte, pues muchos ex
presidentes municipales afirman que les cobraba el diezmo para arreglarles sus
“asuntos” de cuentas públicas y salieran bien librados cada año.
Aún con los
escándalos llegó en un paso fugaz a la Secretaría de Finanzas y Planeación y
hoy, con esa carta, se dice prácticamente obligado a robar, a desviar el dinero
de los veracruzanos.
Por eso, como
dice el dicho, entre mula y mula nada más las patadas de oyen pero tal parece
que este 2017 será el año de las cartas a Eufemia en Veracruz.
@YamiriRodríguez
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