Por Yamiri
Rodríguez Madrid
Los próximos
17 y 18 de este mes, en Xalapa, la Comisión Estatal para la Atención y
Protección de Periodistas (CEAPP), efectuará cuatro mesas de trabajo sobre los
retos que enfrenta la mujer periodista veracruzana.
Éstas
abordarán aspectos tan importantes como la discriminación y desigualdad en el
ámbito laboral; estereotipos de género en el desempeño periodístico;
procuración de justicia con perspectiva de género y la violencia hacia la mujer
periodista.
El objetivo de
estas mesas, a decir de la Comisión, es crear estrategias y medidas para
prevenir y erradicar la discriminación y la violencia hacia la mujer
periodista. Desafortunadamente, casos
hay muchos y muy variados.
En el estado
se estima hay más de mil 300 medios de comunicación, ¿sabe usted cuántos son
dirigidos por mujeres? Apenas unos 50.
La mayoría de los cargos directivos están ocupados por hombres.
De la
procuración de justicia con perspectiva
de género dimos recientemente una deshonrosa lección a nivel nacional
con el caso de la ex directora de Espacios Educativos, Xóchitl Tress, al no
avocarse la mayoría de los medios al caso central que era el supuesto
enriquecimiento, sino a hacer escarnio de su
vida privada, algo que no sucedió con otros de los ex funcionarios
indiciados.
Pero si bien
la ex candidata panista es uno de los casos más renombrados, todos los días hay
planas y minutos donde se justifica siempre la conducta del agresor,
revictimizando a la mujer: loco de celos la golpeó. En un arranque de ira la mató. Así se ha vendido durante décadas y
pareciera no hay intención de cambiarlo.
Y la violencia
hacia la mujer periodista se da todos los días lamentablemente. No sólo por parte del político o funcionario,
sino de los propios jefes o incluso el gremio.
Otro caso reciente es el de una periodista oriunda de Coatzacoalcos, que
por respeto no daré su nombre, y que otro grupo de periodistas se ha encargado
de denostar. Pero insisto, no es el
único ni el primero. En el duartismo se
“pusieron de moda” cartas anónimas donde hacían gala de la supuesta vida íntima
de muchas compañeras. Y son solo unos ejemplos.
Las guarderías
para los hijos de periodistas son contadas con los dedos de una mano y, como en
la mayoría de los casos, las empresas no dan seguridad social, es frecuente ver
a las reporteras trabajando con los niños a un lado en una conferencia de
prensa o dibujados entretenidos en una redacción. Así han crecido muchos de
nuestros hijos.
De ahí que se
espera que en estas mesas no solo participemos las reporteras nutridamente,
sino también los dueños de los medios pues, de lo contrario, seguiremos
caminando en círculos, aunque muchos prefieran hacerse de la vista gorda.
@YamiriRodríguez
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