Yamiri Rodríguez Madrid
Tal y como lo marca el plazo, este 15 de
noviembre se entregó, ante el Congreso Local, el Tercer Informe de Labores del
morenista Cuitláhuac García Jiménez. Este martes, conforme al protocolo
político, dirige un mensaje a las y los veracruzanos. Como en cada informe de
gobierno, de cualquier político, del partido que sea, son documentos y mensajes
plagados de supuestas buenas acciones, obras que nos pintan como si fuéramos una
provincia asiática o europea, aunque la realidad sea tan distinta.
Cuitláhuac García llega a la mitad de su
gobierno en un baño de sangre pues la seguridad pública ha sido -y por lo
visto, seguirá siendo-, su talón de Aquiles. Tan solo en este año van 5 masacres:
la del 18 de enero en Las Choapas, donde el saldo fue de 12 muertos. Solo dos
días después se sumaron otros 5, supuestos secuestradores, en Xalapa. El 29 de
julio fueron asesinados otros 4 en Omealca; otros 4 para el 16 de septiembre en
Cosoleacaque y la misma cantidad hace unos días, el pasado 13 de noviembre,
otra vez en la antes pacífica capital del estado. A eso sume las ejecuciones prácticamente
diarias, los secuestros, feminicidios, violaciones, robos, extorsiones y demás,
que son el pan nuestro de los veracruzanos.
La marca de sangre ha sido el común
denominador en estos tres años, pues recordemos que, en 2020, de las 107
matanzas que hubo en el país, 7 fueron en Veracruz: el 3 de abril de 2020, en
Papantla, con un saldo de 5 muertos; el 30 de mayo en Tierra Blanca, con 7; el
10 de junio, en Omealca, con otros 4. Le siguieron 6 más en Coatzacoalcos el 25
de agosto; 5 el 18 de octubre en Jesús Carranza; 4 más en San Rafael un día después
y la misma cantidad el 28 de diciembre en Astacinga.
Y, su primer año, fue igual. El
primer asesinato múltiple ocurrió el 19 de abril en un salón en Minatitlán, donde se
celebraba una fiesta familiar a la que irrumpió un comando que disparó
directamente contra un grupo de personas; el saldo fue de 14 muertos, entre
ellos un bebé de apenas un año de edad. Cuatro meses después –el 27 de agosto–
el bar Caballo Blanco de Coatzacoalcos
fue atacado por un comando que entró disparando, degolló a al menos dos
personas y roció gasolina para después prenderle fuego al lugar. En el bar murieron 23 personas; conforme
pasaron las horas, el número de víctimas mortales fue aumentando, hasta que 11
días después se confirmaron 30 decesos.
Mientras se siga jugando a policías y
ladrones, sin estrategia alguna, para el cuarto año no habrá tampoco nada que
anunciar en seguridad.
De los otros rubros ya habrá tiempo de
hablar ahora que inicien las comparecencias…
@YamiriRodriguez
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