Yamiri Rodríguez Madrid
Un déjà vu, a decir de los expertos,
se produce como un pequeño retraso a la hora de percibir un estímulo externo; de
esa manera da la sensación de que está sucediendo algo ya vivido. Los panistas veracruzanos los sienten y los
padecen de manera muy constante, sobre todo cuando se trata de su lucha interna
por la coordinación de la bancada en el Congreso Local.
En la Legislatura pasada, después de
renovarse la dirigencia estatal, se dio un encontronazo entre Sergio Hernández
Hernández y Omar Miranda Romero por dicha posición. El primero, forma parte del
grupo de los Yunes; el segundo, era gente de Joaquín Guzmán Avilés, recién
llegado en ese entonces a la dirigencia.
Por unos días el grupo legislativo tuvo dos cabezas como parte de la lucha
por el poder que sostenían más arriba.
Como un déjà vu , la contienda
interna por la dirigencia estatal del PAN fue ahora mucho más cerrada, tanto
que uno de los candidatos, Tito Delfín terminó tras las rejas y el otro, El
Chapo de Tantoyuca, impugnó el triunfo de Federico Salomón, tema que aún sigue
en los tribunales. Como consecuencia de lo anterior, otra vez, dos diputados se
ostentan como los coordinadores del Grupo Legislativo del albiazul en la LXVI
Legislatura Local.
Othón Hernández Candanedo fue nombrado, al
arranque de este nuevo Congreso, el líder de los 9 legisladores locales; sin
embargo, pasado el proceso interno Enrique Cambranis Torres, del grupo de los
Yunes, llegó a reclamar el puesto y hasta acusó que las últimas sesiones del
periodo ordinario fueron ilegales pues no fue convocado a las reuniones de
trabajo por la JUCOPO.
Así, las patadas se han dado por debajo de
la mesa y uno que otro manotazo por arriba de ésta. Cambranis es un viejo lobo de mar de la
política, pues esta es su segunda incursión como diputado local, ya fue Presidente
de la Junta de Coordinación Política, diputado federal y, por supuesto,
dirigente estatal del PAN. El de Misantla, prácticamente nuevo en la política,
ha sido Presidente Municipal.
Lo cierto es que mientras que esta lucha hasta
por la última canica del partido sigue, a lo único que abonan es a proyectar la
imagen de un panismo dividido; una oposición sumamente fragmentada a la que difícilmente
le dará tiempo organizarse de cara al 2024, pues si dentro de cada partido se
pelean hasta por las menudencias, imagínese cuando se tengan que sentar a
acordar entre todos cómo se configurarán para la lucha. Mientras eso sucede, los de Morena comen
palomitas entretenidos. Ya veremos de qué cuero azul, salen más correas.
@YamiriRodriguez
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